17/10/14

APRENDIZAJE

Fotografía tomada de la red.



Anotamos cada movimiento. A qué hora se levantaba. Cuándo iba al trabajo. Dónde comía. Qué tiendas frecuentaba. Las citas en la peluquería. Las de los masajes. No le gustaba conducir. El Jaguar se empolvaba en el garaje. Utilizaba siempre el coche oficial. Decidimos que el mejor momento era al volver a casa. Justo cuando metía la llave en la cerradura. La detuvimos. La llevamos al hospital. Le pusimos el traje. La metimos en la habitación y la dejamos con la contagiada para que la cuidara aquella noche, y supiera de primera mano, a qué clase de peligro nos estábamos enfrentando.

12 comentarios:


  1. Lola, al leer tu relato, inmediatamente, me ha venido a la mente nuestra ínclita ministra de sanidad.

    Me dejo llevar por la imaginación y supongo que la “detenida” es ella y pienso: por un lado, que dudo que, ni aún así, se entere de algo; por otro, que, dada su competencia, sus cuidados suponen un serio riesgo para la salud de la enferma. Por último, Lola, considero que han sido muy amables con ella al ponerle el traje. Al fin y al cabo, no hace falta un master para ponerse y quitarse un traje.

    La crítica social es uno de tus distintivos que a mí, personalmente, me gusta.

    Abrazos.

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  2. No creo, Nenúfar, que hubiese aceptado de buena gana ponerse ella sola el traje.
    Mil besos agradecidos.

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. No te equivoques Lola, el peligro fue para la contagiada pues acabó de rematarla cuando la cortó el oxígeno pensando que esa llave era la del grifo del agua. Además, bicho malo nunca muere.
    Un besazo y que se mejore tu ojo.

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  5. No tienen corazón los secuestradores: Ahora se me aparece con clarividencia el empeoramiento que sufrió mi admirada y solidaria Auxiliar:

    ¿Acaso fue la secuestrada la encargada de entubarla?

    Ay, señor!

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  6. ¡Eh, cuidadín! La tipeja tenía un mamporrero al lado dispuesto a dejarla sin el escaso sentido que se le supone que tiene, a nada que cometiera un error.

    Un abrazo desde las alturas, oteando.

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  7. ¡Qué va, Juan!, como ya digo en el post anterior, estaba más que vigilada.

    El ojo en plan guiño por su cuenta. A ver si espabila de una vez.

    Abrazos y besos muy higiénicos.

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  8. Pues habéis dado el tiro de gracia a la contagiada. Anda que ya os vale.
    Abrazos, siempre

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  9. MUy buena crítica Lola. Me temo que si es la torpe de la ministra..., no quisiera estar cuidada por ella, que me temo lo peor de lo peor.
    Felicidades.
    Besicos muchos.

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  10. ¡Qué va, Amando!, al contrario, un bicho espantó a otro bicho.

    Nada, Nina, como le digo a Amando, peor virus que ella, ninguno.

    Abrazos libres de bichos.

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  11. Hay Lola, he soñado con eso, je je.

    Saludos.

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  12. Pero no cae la breva, Miguel.

    Abrazos solidarios.

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