Imagen tomada de la red. |
Yo corro con el carro por la autopista.
Es autopista mortal.
Yo corro en el carro.
El fuego pone las ruedas al rojo vivo.
Mi cuerpo se excita.
Mi corazón se sale del cuerpo.
La autopista fría me controla.
El fuego sale de las ruedas.
Las ruedas se destrozan.
La autopista sigue.
Mi cabeza parece que va a explotar.
La autopista es inmoral.
Me siento acojonado,
ella me controla, es inmortal.
Ella me controla, es inmortal.
Javier de la Fuente del Campo
Usuario del Centro Ocupacional Ángel de la Guarda.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarNo resulta fácil sustraerse a la situación personal de quien escribe esta poesía.
ResponderEliminarEn cuanto al texto, me transmite una sensación de angustia tremenda. Esa autopista que nos devora poco a poco, la vida, y que no atiende a nuestros deseos y temores.
Mis más sinceras felicitaciones.
Y que sigas deleitándonos con tus creaciones.
Gracias Lola por traernos de vez en cuando estas voces tan ligadas a tu vocación.
Gracias a ti, Juan, por tener la sensibilidad para captar y acercarte a estas creaciones tan especiales.
ResponderEliminarAbrazos a pares.
Impresionante relato el de Javier. Me ha ido produciendo una sensación de tragedia inevitable, relatada de una forma que no me hace distinguir la situación de quien la escribe para contemplarla con un prisma menos exigente.
ResponderEliminarSencillamente me parece una secuencia de una película del impagable maestro del suspense Alfred H.
Gracias por hacérnosla llegar, Lola y te ruego transmitas mi emoción a su autor.
Gracias a ti querida Cora.
EliminarUn abrazo enorme.