SIN NUBES EN EL CIELO
Aleja lloró durante toda la noche. Eso era bueno para el recolector que
filtró un vaso de agua de excelente calidad. Y malo para ella que
amaneció con la piel reseca. Mamá Luba la llamó para darle la unción
hidratante, pero los pies de Aleja volaron hasta el invernadero. La flor
aún seguía viva. Aguanta, aguanta, aguanta, suplicó en un susurro
mientras pasaba la yema de su dedo índice ensalivado por los pétalos. La
flor se irguió un poco y su color se reavivó tímidamente. Aleja oyó la
transmisión de la orden. Ahora vuelvo, prometió. La esperaba Posi con su
vaso de agua destilada. Bebió unos sorbos, guardó un buche en la boca y
regresó junto a su flor. La regó con un espurreo de lluvia fina. Ya
verás, pronto se arreglará todo. Papá Don trabaja para conseguir más
agua, mientras tanto, seguiré llorando para ti cada noche.
Enhorabuena Lola. Me imaginé la boca de Aleja a modo de regadera aliviando la aridez de la flor.
ResponderEliminarUn saludo Indio
Mitakuye oyasin
Más concienciada que esta niña no creo que haya. Es un relato muy tierno. Muchas felicidades ¿ya sabes dónde te vas?
ResponderEliminarJo, qué envidiaaaa
Besazos
Gracias, David.
ResponderEliminarLluvia de besos.
Gracias, Anita.
ResponderEliminarNo sé todavía.
Abrazos a pares.
Enhorabuena, Lola.
ResponderEliminarUn abrazo.
Grandes tus letras, me alegro que sean reconocidas.
ResponderEliminarUn relato lleno de ternura e imaginación.
Felicidades.
Felicidades, Maestra. Me alegra siempre verte premiada.
ResponderEliminarEntre otras cosas, me han llamado mucho la atención los nombres que has utilizado, Lola. Qué bien cuentas, mujer.
Un abrazo
Lindo y aleccionador para quienes, como yo, solo tenemos que abrir el grifo.
ResponderEliminarEspero que el viaje no sea solo de ida y acabes, un decir, cruzando calles al borde del infarto en por ejemplo ¿Sicilia?
Enhorabuena!
Muy tierno, si, y bonito y... eso de repartir el agua y las lágrimas y...
ResponderEliminarFelicidades y un beso
Bello. Enhorabuena.
ResponderEliminarEnhorabuena Lola.
ResponderEliminarLástima que el viaje no sea en tren en vez de avión.
Y el relato, de lo más original.
Besos.
Muchas gracias Carlos.
ResponderEliminarMe alegro de que te guste, Yolanda.
Mil gracias Miguel Ángel.
De ida y vuelta, querida Cora, que aún tengo que dar mucha caña.
Da sed sólo leerlo, Luisa.
Gracias, mil, Araceli.
La próxima vez pido tren, Juan, a ver si hay suerte.
Lluvia de besos a repartir.
ResponderEliminarLola, felicidades por el premio a este relato que, para mí, es una historia de cariño.
Abrazo.
Cierto, Nenúfar, una historia del querer.
ResponderEliminarAbrazos a pares.
Enhorabuena Lola. Me has recordado a mi madre cuando cambiaba a mi hermana pequeña. Calentaba el agua en su boca para luego espurrearla y no le diera frío.
ResponderEliminarTu relato es una delicia. De nuevo, felicidades.
Besicos muchos.
Precioso eso de calentar el agua en la boca, da para otro relato, Nina.
ResponderEliminarVale, Rubén.
Abrazos a pares.
Vamos, que dan ganas de llorar un ratito para echar una mano.
ResponderEliminarPor cierto, al más que merecido premio que te has llevado, le falta una "a", es que me acabo de levantar.
Noragüena
Es muy mágicamente realista.
ResponderEliminarY yo que veo aquí una historia más larga...
Con la primavera empieza tu lluvia de premios... ;)
Empezar con un viaje es buena cosa.
Yo sí que estoy espesa, Amando, repaso y repaso y no veo lo de la a, anda dime dónde exactamente.
ResponderEliminarSi tú ves una historia más larga, seguro que la hay, Ro. Bueno, a ver qué trae la primavera.
Abrazos a pares.
Qué ternura de micro, Lola!!!
ResponderEliminarFuerte abrazo
Mil gracias Patricia.
ResponderEliminarAbrazos muy tiernos.