Fotografía tomada de la red. |
Se ha puesto duro el cielo. Acero que no abre ni un pasillo al sol. Vas
temblando por la acera y sientes que no tienes pies y que en cualquier
momento echarás un paso y asentarás el tobillo y se romperá el hueso. Se
ha puesto duro el tiempo. Tanteas con cuidado los cuadraditos del suelo
y pones la planta del derecho y luego la del izquierdo. Al hacerlo
mueves los pequeños cristales de hielo de tus piernas y sientes los
pinchazos y el dolor. Avanzas. Mis primos se tocan sus orejas hinchadas y
rojas. Lloran en el pasado. Mi prima vuelve con un cesto de mimbre en
la cabeza lleno de ropa lavada en el arroyo; lo suelta en el zaguán,
corre a la chimenea y pasa sus manos azulonas por las llamas. Llora en
el pasado. Cruje la escarcha sobre la hierba del parque. En la fuente,
una lágrima se ha congelado. Volvemos a casa.
La vida se ha puesta dura sí, más para algunos lamentablemente.
ResponderEliminarUn saludo indio
Mitakuye oyasin
¡Cuánto frío y cuanto desasosiego me deja este relato, Lola!
ResponderEliminarMe llevo el sabor a posguerra en la retina.
Un abrazo,
Así es, David. El frío ha congelado hasta las conciencias.
ResponderEliminarSe va acercando, Pedro, esa miseria.
Abrazos duados.
Un sentimiento de recuerdos, de cariño pasado. Un sentimiento de frío que todavía duele. Añoranzas, tristeza, lejanía. Y ahora sigue haciendo frío.... Los malos tiempos se repiten.
ResponderEliminarTu literatura, siempre buena, aun siendo dura.
Un besooo.
Amparo.
Pena congelada que anestesia. Qué angustia que lloren en pasado, interpreto que ya no les quedan ni lágrimas presentes.
ResponderEliminarPara pensar, Lola, nos llevas de la risa al llanto, donde quieras.
Muchos besos
Todo el texto es desasosegante, pero subyuga por terrible ese "Lloran en el pasado". Brutal.
ResponderEliminarAbrazos, besos.
Duro relato, futuro pasado. Sabañones, picón y luces de diez vatios. Tú lo dices: llorar en pasado.
ResponderEliminarMe parece excepcional el modo en que conjuras el desasosiego mediante imágenes grises que van endureciéndose y asociándose a otras imágenes del pasado. Un juego para analizar muy lentamente.
ResponderEliminarSiempre se sale de aquí deseando tener más tiempo parar observar, para aprender.
Abrazos
Siento el frío al leerlo. Se me agarrota el cuerpo. Coincido en ese llorar en el pasado que desnuda la historia para sentir aún más frío en el volver a casa final.
ResponderEliminarSin duda, malos tiempos: buenos relatos.
Abrazos nada congelados
Me trae el recuerdo de tus cuentos rurales... Un beso.
ResponderEliminarSiempre nos queda el consuelo y el acicate de las palabras bellas y las palabras afiladas para levantarnos y sacudir el frío al ritmo que marcan los tamtanes de guerra.
ResponderEliminarContra miedos y meapilas, alcemos besos y tridentes
Amparo, el frío me cala hasta los huesos.
ResponderEliminarYo te llevo al azahar en la primavera de Córdoba, Rocío, ¡ay, mi Rocío!
El hilo físico y metafórico que nos asola, Agus.
Y también en este presente, Ximens.
El gris puede ser perla, marengo, distintos tonos para diferentes fríos, Susana.
Deseando, Xesc, abrazar la primavera, que ya tarda, ya.
Sí, Delia, siempre vuelvo a ellos.
Alberto, mejor yo no lo habría expresado. Miedo helador, es lo que abunda ahora.
Besos a puñados.
Tremendamente duro y tremendamente real este pasado que vuelve. Haces que el frío nos cale hasta los huesos.
ResponderEliminarUn abrazo
Yo hoy tengo congelado hasta el pensamiento, Nieves.
ResponderEliminarDoble de abrazos.
No quedan ni lágrimas para llorar este frío que tan bien cuentas.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Porque se congelan dentro, Rosa.
ResponderEliminarBesos de primavera.
Tan dura la vida, tan blanda nuestra piel.
ResponderEliminarO se lucha o a la ducha.
Un beso.
Mucha sensibilidad destila tu comentario, Carlos.
ResponderEliminarAbrazos a flor de piel
Qué angustioso relato, Lola. Lo bordas, eso sí.
ResponderEliminarMuchas gracias, Araceli.
ResponderEliminarUn beso con matizado y filtiré.
Este lugar nunca me defrauda, Lola, siempre encuentro una perla, un trazo pleno de simbolismo, o de amor perdido, o palabras engarzadas que se asientan en el pecho para poder llevártelas cuando te retiras, al atardecer, para que su belleza, su simbolismo, su punto de oscuridad, te envuelva, te seduzca.
ResponderEliminarUn abrazo
Querida, Cora, siempre tienes palabras bellas para hacer que brillen mis relatos. Gracias.
ResponderEliminarAbrazos, muchos, muchos.