13/1/13

EL ENCUENTRO


Tomada de la red.



En este tiempo que la carnalidad nos concede, tú serás Amapola. Me gustan los campos de amapolas cimbreándose con el aire suave de la primavera. Así nos los presentan siempre, y yo imagino su olor y la textura de sus pétalos entre mis dedos.
No dejo de mirarte. Das un sorbo y no paras de hablar. Otro. Te muerdes el labio inferior. Trago largo. Lo sueltas, húmedo y rojo. Sube desde la hondura de una pasión avivada por el vino, un tictac rápido, golpeteo que acucia a mi lengua. Un mechón de zanahoria te cae y cubre media cara. Desvío la mirada al poso de mi copa. Pero me llega, como melaza, el susurro de tu voz. Cojo la botella y vuelco la nada. Comería esa fresa ahora. La mordería hasta sacarle su jugo y llenarme, y empaparme y mezclarlo con el vino que aún queda retenido en mi boca. Soplas. Tal vez sientas el fuego. Pero si hiero la pulpa sentiré el regusto metálico de tu sangre. Y no quiero. Me debato en dudas que se destilan en el aire dulzón de esta tarde de primavera, cuando al fin te tengo frente a mí. Y yo ando medio loco por coger tu labio de cereza con los dientes y guardarlo dentro de mi cueva húmeda y caliente. Miras el reloj. Ya van dos veces. A la tercera te levantarás, lo sé. Veo tu copa, medio llena, o medio vacía, según se mire. Reprimo el impulso de saciar mi sed. La cojo y te la ofrezco.
     -Bebe- ordeno, o suplico, no sé.
Y obedeces sin sentir. Y mientras lo haces, me miras y entonces veo el brillo de tus ojos marinos, brillo de fiebre, Amapola. Intentas resistir. Levanto el índice y empujo levemente, como un soplo, una caricia, la base de cristal. Sonríes un poco y una lágrima carmesí se desliza por la comisura de tu boca. Cierras los ojos y tragas suave el  néctar con el que te conquisto hoy, día en que salimos de nuestro encierro virtual para tocarnos, para sentirnos, para ser. Como esas personas que ahora entran en el Cyber y se sientan a nuestro lado, sin vernos, sin mirarnos siquiera, como si no fuéramos tú y yo más reales que ellas. Te levantas ahora, y miras hacia la pantalla, sabedora de que, si pasa el tiempo, si no se cumple el acuerdo de este juego de amor, desaparecerás para siempre, los dos nos desintegraremos en miles de puntos luminosos. Y ahora sí. Me levanto contigo y me pego a tu cuerpo de canela porque así lo imaginé y abro tu boca con la fuerza del deseo tanto tiempo retenido. Y durante la brevedad de unos segundos robados al dios Baco en connivencia con Eros, dejamos de ser Loquita de atar y Prisionero, antes de volver a quedar atrapados en el espacio, antes de mirarnos, cómplices, sabedores de que somos criaturas carnales, digan lo que digan los de ahí fuera.

13 comentarios:

  1. Ufff Lola, subes la temperatura y yo que tengo fiebre...

    Besos griposoos desde el aire

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  2. Eso con unos polvos mágicos se pasa, Rosa.

    Abrazos sin bichos.

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  3. Hoy me haces pensar en el otro texto, en el que no escribes y que, sin embargo, tiene la misma fuerza o más que éste. Y es su reverso, o la historia de los carnales a los que no separa la distancia, sólo su falta de carnalidad precisamente.

    Exquisito.

    Abrazos, besos.

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  4. Como siempre extraordinario, Lola. Ya sabes que soy adicta a tu manejo de las imágenes, los sentidos y el ritmo. Es un placer leerte.
    Abrazos

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  5. Soberbio, Lola, un relato que se desliza en los límites de la poesía, visual hasta el extremo de la sensualidad y con un pulso narrativo que crece a medida que la tensión del micro -y del propio lector- se acelera. Y luego, como dice Agus, está también la otra historia.

    Resulta imposible marchar sin felicitarte.

    Un abrazo,

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  6. Bien dicho, Agus. Has cogido el toro por los cuernos.

    Ese dicho no lo sabía, Luisa. Contigo siempre estamos aprendiendo.

    Me gusta tu adicción, Susana. Un placer recibirte.

    Creo en la prosa poética, Pedro, siempre que no se pase a la ñoñería.


    Abrazos para todos.

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  7. Los de ahí fuera que digan misa!

    Muy bueno, dan ganas de probar; el vino, la amapola, lo que precede y lo que subsigue...

    Besos de Amapolo

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  8. No te lances, Amapolo, que tienes competencia, aunque sea virtual, y pueden circuitarte en cualquier momento.

    Abrazos lejanos.

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  9. Me has ganado con la primera frase y me has raptado con el poder de los sentidos.
    Un beso.

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  10. Ganancia que me llevo al cuerpo.

    Abrazos agradecidos, Carlos.

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  11. Uahhh, menudo encuentro, Lola. Qué sensualidad desde el principio. He tenido que bajar la calefacción. Impresionantes, la historia y la calidad con la que la escribes, Lola.

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  12. Eso que te ahorras en calefacción, Miguel Ángel.

    Besos volados.

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