Tomada de la red. |
Entrabas en la sala comenzada la película y elegías tu presa. Admiraba la delicadeza de tu mano derecha deslizándose por la piel ávida de caricias, la agilidad con que sacabas limpiamente la cartera con los dedos de la otra.
Conmigo te costó algo más de tiempo, empeñada en implicar a tus dos manos en el gesto amoroso. Fracasé.
Sé de tu disgusto, el billetero es de plástico y sólo contiene esta nota. Pero puedes recuperar el tuyo, aligerado de peso, con toda la documentación, en la papelera que hay a la entrada de nuestro cine que, estoy segura, seguirás frecuentando.
Comento con la sonrisa puesta, Lola. Eres una maestra contándonos la historia del cazador cazado.
ResponderEliminarNo dejo de imaginarme la cara de panoli que se te debe quedar.
Un abrazo,
Cazador cazado, que recibe su justa recompensa. Un buen método.
ResponderEliminarAbrazos sabatinos.
Estupendo micro del cazador cazado. El lector disfruta de esta lectura con una moraleja o justicia flotando entre las últimas caricias.
ResponderEliminarUn beso navideño para ti, Lola.
Amparo M.A.
Jajaja, eso sí es ir a por lana y salir esquilado!!! Me ha hecho reír en la segunda lectura que necesité hacerle. Qué bueno es!
ResponderEliminarUna abrazo, Lola
Elegante, sutil. Y con tantas lecturas distintas como posibles. Para seguir aprendiendo. Grande. Abrazos, besos.
ResponderEliminarCazador cazado, así es Pedro.
ResponderEliminarY sin sangre por medio, Paloma.
Flotando entre las últimas caricias... Me gusta, Amparo.
En mi pueblo era salir trasquilado, Miguel Ángel.
Es que ella era así, muy de guante blanco, Agus.
Abrazos a repartir.
Me ha encantado, Lola. Me has sacado una sonrisa. Creo que se me ha quedado la misma cara que a ese timador que todavía estará diciendo: joder, qué buena es esta tía. Suscribo sus palabras.
ResponderEliminarMe alegro de que te haya sacado una sonrisa. Falta hacen, Ern.
ResponderEliminarAbrazos de osa amorosa.