Tomada de la red. |
Salía de noche. Cruzaba la raya que delimitaba la luz y desaparecía en la sombra. Al amanecer volvía a casa. Se tumbaba en la cama y se echaba a dormir. Cuando el sueño espesaba su respiración, toda la basura acumulada comenzaba a salir por la nariz. El ladrón que robó el bolso a la camarera; la puta que lloraba en un callejón; el chulo que contaba los billetes en el asiento de su coche; el mendigo ovillado en un banco... Despertaba muy relajada, respirando a pleno pulmón. Hasta el día en que se le atravesó en el tabique aquel malnacido.
Ser sombra, con todo lo negro que conlleva, no es vida, la verdad, no es vida.
ResponderEliminarMe alegro mucho de que hayas vuelto, y además en plena forma, ticher.
Un abrazo, Lola.
Qué sorprendente, como si todo lo que vemos y captamos a lo largo del día en lugar de salir en nuestros sueño, saliese literalmente por la nariza, uf, qué dificil sería respirar entonces, entiendo que haya personas que tengan apnea del sueño.
ResponderEliminarBesos desde mi mar,
Ah, por alguna razón, el malnacido que se cruza de noche se nos antoja más peligroso. Quizá la razón para este supuesto esté en tu título, ya que entonces la oscuridad sería doble: excesiva.
ResponderEliminarSiempre es un placer leerte, Lola.
Un fuerte abrazo
A todo se acostumbra uno, pero la realidad - en este caso oscura y salvaje - acaba por imponerse, tarde o temprano, un día u otro, cuando menos te lo esperas. Me alegra verte otra vez por aquí.
ResponderEliminarAbrazos, besos.
Qué difícil es vivir sin implicarse... sobre todo en ciertas realidades. Ese "respirar tranquila" no podía durar mucho tiempo.
ResponderEliminarImpactante la ambientación del micro, Lola.
Abrazos veraniegos
Los malnacidos se atraviesan y no hay manera de deshacerse de ellos a no ser por extirpación.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Un micro que te introduce en las miserias de su protagonista a golpes de imagenes y un final duro, que se intuye y espera.
ResponderEliminarMe ha encantado. Enhorabuena.
Lola,la mala sombra de una persona que se ve abocada a esconderse para sobrevivir siempre corre el riesgo a toparse con otra que le corte las alas.
ResponderEliminar¡Cuántos dramas se esconden que nunca sabremos!
Abrazos de mejora.
Si se puede expulsar, bien, lo malo Miguel Ángel es que se quede atascado dentro.
ResponderEliminarUna buena explicación de la apnea, Yashira.
El placer es mío, Patricia, por tus visitas.
Y en esas estamos, Agus, negritud por todos lados.
Implicarse siempre acabas implicándote de una u otra forma, Susana, la oscuridad nos alcanza a todos.
Por eso hay que llevar siempre el bisturí a mano, Rosa.
Las miserias con las que te tropiezas a diario, acaban por entrar en tu vida, Yolanda.
Y los que están a plena luz, Nicolás.
Abrazos a repartir.
Quien mal anda... tiene más posibilidades de acabar peor. Me gusta cómo dibujas con tus palabras, Lola.
ResponderEliminarUn beso.
La oscuridad que nos acecha, Petra. Siempre ahí, intentando atraparnos.
ResponderEliminarDoble de besos.
Me gusta este micro inundado de tristeza y oscuridad, Lola.
ResponderEliminarDestaca su lenguaje connotativo y el ritmo del que le has dotado para que esa oscuridad -perversidad por instantes- cale en el lector.
Gran trabajo.
Un abrazo,
Buen análisis, Pedro.
ResponderEliminarAbrazos agradecidos.
Esa nariz que expulsa oscuridad hasta que la oscuridad se apodera de ella...hay polvos más grandes que la vida. Qué pena.
ResponderEliminarUn abrazo.
Polvos de todo tipo, añado, Carlos.
ResponderEliminarTriple de besos.
Siempre puede armar una antorcha con el malnacido...
ResponderEliminarBesos
Antorchas hay que armar muchas, Alberto. Muchas.
ResponderEliminarAbrazos a destajo.
Es malnacido tiene que ser político o banquero, ¡seguro!
ResponderEliminarBesitos
Segurísimo, Elysa.
ResponderEliminarDoble de abrazos.