Lo llamaban "el tonto de la guita". Pasaba los días reuniendo cordeles que enseñaba con orgullo. Los niños lo buscaban cuando se cansaban de jugar a las canicas, y él metía la mano en el bolsillo de su pantalón de franela gris, el largo dos dedos por encima de los tobillos, y sacaba un enredo de cordeles de todos los tamaños y colores. A los chicos les encantaba alinearlos sobre la acera y elegir los mejores para bailar la peonza, aunque no siempre conseguían que "el tonto de la guita" se los regalara.
Decían que "el tonto de la guita" no siempre fue tonto. Decían que fueron unas fiebres. Decían que fue una caída. Decían que el padre. Decían que el médico lloró cuando examinaba su cuerpo flaco y pequeño y su cara de niño listo, marcados por los golpes.
Decían tantas cosas.
Los chismosos, a veces, no necesitan inventarse nada, la propia vida se lo pone en bandeja.
ResponderEliminarMuy "doloroso"
Dos abrazos, uno paraa cada uno.
El origen de muchos tontos es incierto, tal como dices en este entrañable micro. Pero, cómo sería la vida de un pueblo sin alguien que resguardara la inocencia que vamos perdiendo con los días.
ResponderEliminarBonito, bonito.
Besos.
Lola, es un micro muy tierno pero a la vez una historia dura de malos tratos. Me recuerda a un tonto que también hay en mi pueblo. Con educación y cariño hubiera llegado lejos. Un beso de viernes santo.
ResponderEliminarHace años era bastante habitual ver a discapacitados intelectuales vestidos de cualquier manera y deambulando por el pueblo, o lo que era peor, encerrados en sus casas, Paloma.
ResponderEliminarYa, Juan, pero también la inocencia (los mismos niños lo son), tiene su carga de mala leche.
Yo creo, Mar, que cada persona es diferente y hay que respetar esa diferencia. A partir de ahí se puede avanzar, sobre todo si los implicados en la educación son suficientes y cualificados. Espera un poco y verás cómo la Comunidad tenebrosa de Aguirre, la cólera de dios, se encarga de que los centros sean un lugar donde aparcar personas. Ya ha empezado con la privatización.
Abrazos triples.
Una imagen que antes se veía mucho, ahora, creo, que hemos aprendido a respetar esa diferencia.
ResponderEliminarAunque tu micro parece hablar de que no nació así, alguien lo llevo a esa diferencia.
Besitos
Decían, decían... esas habladurías de pueblo, esas historias que tienen un poco de verdad y mucho de imaginación y esas personas convertidos por la sociedad en "personajes". Me gusta mucho la aparente sencillez con la que abordas estos temas
ResponderEliminarsaludillos
No es extraño que las personas llamen tonto a quien perdiendo muchas cosas en el camino llega a una luz inconcebible para los demás,,,
ResponderEliminarSi hay una cosa que la humanidad -sobreviviente a si misma- no tolera es la inocencia.
Fuerte abrazo, otro de tus micros que acarician algunos recuerdos de mi infancia.
Gracias.
Un micro muy conmovedor por todo lo que sugieres, Lola. Los "decían" abren un montón de caminos que pudieron ser y otros aún peores, que fueron. Y por encima de todo está la incomprensión y la indiferencia.
ResponderEliminarYo también llegué a ver a algún "tonto del pueblo". Menos mal que algo, un poquito, va cambiando.
Abrazos
El primer párrafo es muy entrañable, despierta ternura. El segundo cambia radicalmente, y se vuelve doloroso, y despierta la ira. Sí, es como un dalky de los de toda la vida, nata suave arriba y chocolate negro abajo.
ResponderEliminarBuenísimo el micro, Lola.
Un abrazo
Uno nace, pero también, y en este caso, puede que desgraciadamente, se hace, Elysa.
ResponderEliminarA mí me gustan las cosas sencillas, ranita. Bueno, vale, también las complicadas.
Parte de la historia es inventada, pero ese chico existió, Juan. Y se le veía feliz cada vez que alguien le regalaba un nuevo cordel.
Lo difícil para algunos, Susana, es acercarse a ellos con naturalidad. No sé por qué se les tiene que tratar o en plan paternalista o con cierta ironía condescendiente. En fin, vamos al tajo.
Siempre me traes algo que me remueve, Miguel Ángel. ¡Ay esos Dalkys dónde estarán.
Abrazos a repartir.
Siempre estupenda amiga.
ResponderEliminarSaludos y feliz domingo.
Que micro más acohonante Lola.
ResponderEliminarMe gusta de principio a fin y por el medio los "decían".
Abrazos de vuelta
Gracias, paisano.
ResponderEliminarDecían que la S.S. acabaría con sol, y así es. Bienvenida, Ro, al tajo.
Abrazos variados.
Espeluznante daño.
ResponderEliminarDaño que tu prosa fina apenas sugiere. Es lo que sucede con el horror del maltrato familiar: siempre decimos "podrá ser posible?" Ese señor que parece tan educado...
Aplausos, lola
Me gusta mucho el tono crítico del micro. Ese "decían" que repites con insistencia, cuando lo verdaderamente importante no es la causa, sino como sugieres la actuación, el entender la diferencia y saber discenir lo positivo. Menos decir y más hacer, ¿no?.
ResponderEliminarAbrazos, de vuelta al lío.
Has dado en el clavo y bien que lo has remachado.
ResponderEliminarAbrazos de reencuentro.
Lola, los tontos del pueblo, que en todos hay, no lo son tanto ni nunca se supo porqué.
ResponderEliminarBuena imagen.
Abrazos tontunos.
Todos tenemos cabos sueltos.
ResponderEliminarTodos no siempre fuimos listos (o tontos).
Precioso Lola.
Abrazos
Con tu micro he hecho analogías con variss personas que conozco ...pero creo que lo importante es integrarlos en la sociedad en la que vivimos y romper con las desigualdades que antaño los alojaban en las paredes del ostracismo social. No sé, es triste, pero me alegro de haber venido.
ResponderEliminarUn besote.
Porque la sociedad es variopinta, Nicolás. Y lo bueno es que, como hay de todo, pues se sea tolerante.
ResponderEliminarY todos no somos siempre niños, ni jóvenes, ni tan siquiera viejos, Xesc.
Y yo me alegro de que te hayas pasado, Laura.
Mil abrazos a repartir.