Imagen tomada de la red. |
- Encontré trabajo como viajante y a mamá la soledad la debió de volver loca. Aquel día, a mi vuelta, la sorprendí en el jardín con el barreño y las tijeras temblando sobre las vísceras. ¿Y esos hígados...?, le pregunté. De cerdo, hijo, de cerdo. Para hacer paté, contestó ella. ¡Cómo iba yo a saber lo que ocurría en mi ausencia!
- Lo siento- digo- no puedo ocuparme del caso.
No tiene escapatoria. Nadie creerá que no participó en los asesinatos. Recojo mis papeles, los guardo en la cartera y llamo al funcionario. Salgo de la cárcel, doblo la esquina del edificio y enfilo para el coche. El sistema de riego se ha puesto en marcha y eso me recuerda que tengo a mi piraña esperando en el acuario. Esta vez, sólo un dedo. Mañana le llevaré una mano.
- Lo siento- digo- no puedo ocuparme del caso.
No tiene escapatoria. Nadie creerá que no participó en los asesinatos. Recojo mis papeles, los guardo en la cartera y llamo al funcionario. Salgo de la cárcel, doblo la esquina del edificio y enfilo para el coche. El sistema de riego se ha puesto en marcha y eso me recuerda que tengo a mi piraña esperando en el acuario. Esta vez, sólo un dedo. Mañana le llevaré una mano.
Una familia encantadora, mires por donde lo mires. Y me ha dado un asquito... jo y jo.
ResponderEliminarNo te doy un beso porque no me sale. Tampoco te dejo mi nombre, no sea que venga a buscarme.
Adiós.
Los "crímenes perfectos" del abogado :)
ResponderEliminar¡Muy buen micro! Un saludo.
Me gusta mucho la metáfora que construyes con el quiebro final, de una ironía desgarradora. Al final predomina el instinto, y el animal antes del ser racional del que nos jactamos ser. Me encanta el título, es certero. Genial.
ResponderEliminarAbrazos, besos.
La familia Monster, cómo mola. Cualquiera acepta una invitación para ir a cenar a esa casa, lo mismo te conviertes en la comida. Besos.
ResponderEliminarVaya familia, vaya relato...uf.
ResponderEliminarUn abrazo.
Uffff que yuyu da...
ResponderEliminarBesos vegetarianos desde el aire
Cinematográfico como el sistema de riego puesto en marcha le hace recordar a sus pirañas (me encantó ese instante, como una grieta).
ResponderEliminarDemasiados apetitos y muy pocos eufemismos para defender este caso; estuvo prudente en desecharlo.
Excelente título.
Un fuerte abrazo.
Una vez tuve una casera a la que le gustaba atrapar los ratones vivos. Vivíamos en una de esas casitas con jardín típicas de Londres. Su hijo tenía una boa constrictor.
ResponderEliminarNo sé por qué, pero acabo de acordarme de ellos...
Besos!
arghhhhhh
ResponderEliminar¡y que verosímil!
Beso
Qué mala, Lola. Lo de la piraña bien alimentada es de un cinismo genial.
ResponderEliminarBesos
Ay, Luisa, que yo no soy miembro de la familia esta. Dame un besito.
ResponderEliminarUn trío de cuidado, Sergio.
Ahí le has dado, Agus. El dominio del saurio que llevamos dentro.
Si provees tú de vísceras, seguro que te respetan, Manu, y hacen un hígado encebollado para chuparse los dedos.
Una familia muy original, Carlos.
Entonces ¿no quieres un filete de señor molón, Rosa?
Pirañitas, pobres, sin un dedo que echarse al diente, Juan.
Yo habría puesto tierra por medio, Odys. ¿Dónde has andado, zascandil?
Tienen su corazoncito, Alma.
Voy a ver cómo anda de hambre mi piraña, Susana.
Besos volados para todos.
Un micro que estremece, Lola, porque apunta al lado más oscuro que puede ocultar una vida corriente, y no sólo lo hace una vez, sino dos.
ResponderEliminarDestaca la construcción de los personajes a través de un texto preciso, sin adjetivaciones innecesarias.
Gran trabajo.
Un abrazo,
Estoy de acuerdo contigo, Pedro, hay vidas ocultas que te ponen los pelos de punta.
ResponderEliminarAbrazos a las claras.
Nunca se sabe lo que ocurre bajo la discrección de cuatro paredes. Menuda panda devoradora has descrito. Besos.
ResponderEliminarSi vieras la cantidad de pirañas bien alimentadas que mantenemos en el hemisferio sur!
ResponderEliminarCada vez se me hace más difícil ser hervíbora, jajaj
Besos, Lola
Eres la Reina de Wonderland. Un beso.
ResponderEliminarY luego dicen que yo doy miedo, ¡ja! cuando me lo vuelvan a decir los mando para aquí, a que lean este "Carnivoros" Es brutal.
ResponderEliminarBesitos
Sepulcros blanqueados, Maite.
ResponderEliminarYo por eso le doy al colmillo y no pierdo comba, Patricia.
Mira quién habla, Mar.
Mándamelos que les meto el miedo en el cuerpo, Elysa.
Abrazos a repartir.
Cada día que pasa pierdo un cachito. Ayer me faltaba un dedo, hoy otro, mañana...
ResponderEliminarY mientras tanto algunos alimentan las pirañas día a día con los millones de trozos que nos van recortando descaradamente. Hoy sanidad, mañana educación, el siguiente...
Y por favor, cuidado con morirse. En algunos sitios lo han prohibido, sin más.
Abrazos tardíos, pero abrazos al fin y al cabo
Con muñones y a lo loco, Xesc, así nos van a dejar.
ResponderEliminarAbrazos medio locos.