Pasó tanto tiempo a la intemperie, desangelados cuerpo y alma, que el vino del tetrabrik que le dio a beber le pareció un gran reserva, y el beso que la vendió, la prueba de un gran amor.
Enhorabuena por ella que aprendió a disfrutar de las pequeñas cosas, y eso no hay ya quien se lo quite. Y que se cuide el vendedor de no encontrarse un día en la calle, que todos la tenemos sólo tras la puerta.
Cuando uno no tiene nada, o casi nada, lo más ínfimo se convierte en todo. Una pieza breve y concisa que retrata un drama que vemos día tras día, y que no por rutinario es menos trágico. Creo que la palabra desangelado, contiene la esencia de un micro descarnado, acerado, pero me atrevería a decir que tierno, incluso vital.
Demoledora, Lola... Por aportar algo, te comento: no sé si el beso y la feminidad estarían tan claros (puesto que siempre elegimos masculino por defecto) de no ser por la foto. Me dejas el domingo "choqueao". Besos.
Cuando la vida te ha tratado como a un perro cualquier caricia nos parece amor. La carencia de las cosas transforma la apreciación de las mismas. Un beso de domingo.
Hay una vuelta de tuerca más aún, que se me ocurre ahora que leo el micro. Cuando ella sabe que ni el vino es reserva, ni el beso es de amor, que ni le gusta el vino ni el señor que lo bebe y sin embargo... Un beso gran reserva, para usted, en este domingo. Luisa
Una especie de última cena de lo más real. Segurente la crucifixión acabó con tu personaje, pero de una forma un tanto actual y conforme a lis tiempos que corren. Besos.
Menuda patada en ... los mismos. De lleno y carambola.
ResponderEliminarBravo.
Abrazos conmovidos
Cuando todo te falta y nada tienes el mínimo acto de compasión ha de parecer todo un acto de amor...
ResponderEliminarBesos desde el aire
Pocas palabras, las justas y precisas, para pintar una cara de la realidad. Una de las más crueles.
ResponderEliminarMi aplauso a tu micro y un fuerte abrazo para vos.
Cuando uno vive en la oscuridad, un trozo de luz muerto le parece una hoguera.
ResponderEliminarMuy bien contado.
Un beso.
Enhorabuena por ella que aprendió a disfrutar de las pequeñas cosas, y eso no hay ya quien se lo quite. Y que se cuide el vendedor de no encontrarse un día en la calle, que todos la tenemos sólo tras la puerta.
ResponderEliminarAbrazos, Lola.
Cuando uno no tiene nada, o casi nada, lo más ínfimo se convierte en todo. Una pieza breve y concisa que retrata un drama que vemos día tras día, y que no por rutinario es menos trágico. Creo que la palabra desangelado, contiene la esencia de un micro descarnado, acerado, pero me atrevería a decir que tierno, incluso vital.
ResponderEliminarAbrazos, besos.
Demoledora, Lola...
ResponderEliminarPor aportar algo, te comento: no sé si el beso y la feminidad estarían tan claros (puesto que siempre elegimos masculino por defecto) de no ser por la foto.
Me dejas el domingo "choqueao". Besos.
Cuando la vida te ha tratado como a un perro cualquier caricia nos parece amor. La carencia de las cosas transforma la apreciación de las mismas. Un beso de domingo.
ResponderEliminar¿Y con efecto dominó? ¡Qué bien Xesc!
ResponderEliminarLas migajas, Rosa, siempre son migajas.
La crueldad, Patricia, se alimenta de la desgracia ajena, a veces.
Me gustó ese trozo de luz muerto, Carlos.
Una cosa es contentarse con poco, Miguel Ángel, y otra autoengañarse.
Entre tanto desamor, Agus, siempre nos quedará una mota de ternura.
Da igual si es hombre o mujer, Susana, el desamor y la desolación no entienden de género.
Así, es Mar. Los perros también se conforman con pan duro cuando no le dan otra cosa.
Lluvia de besos domingueros.
Hay una vuelta de tuerca más aún, que se me ocurre ahora que leo el micro. Cuando ella sabe que ni el vino es reserva, ni el beso es de amor, que ni le gusta el vino ni el señor que lo bebe y sin embargo...
ResponderEliminarUn beso gran reserva, para usted, en este domingo. Luisa
¿Crees que lo sabe, Luisa? Doble puñalada, entonces.
ResponderEliminarAbrazos de domingo.
No son pocas las veces en que las ausencias nos definen las presencias,,,
ResponderEliminarLas palabras justas para un micro ultra-conmovedor.
Abrazos!
Pones las letras en la herida de nuestras conciencias, Lola y nos hemos de ir con ellas supurando, claro.
ResponderEliminarLa segunda vuelta de tuerca que le da Luisa lo hace todo más doloroso aún.
Lo que más me sorprende es cómo nos hemos acostumbrado a vivir viéndolo en cada esquina sin que el corazón se nos haga migas.
Un abrazo,
Cierto, Juan, es en las ausencias cuando más descarnadas aparecen las presencias.
ResponderEliminarMirando para otro lado, Pedro.
Abrazos a pares.
Buf, una vez más has logrado ponerme el corazón en la garganta. Eres la escritora tocafibras. Besos
ResponderEliminarNosotros si que desvariamos no queriendo ver...
ResponderEliminarBesitos
Judas siempre fue un maestro del besuqueo...
ResponderEliminarBesos?
Tocafibras, me gusta el sobrenombre, Maite.
ResponderEliminarMucho, Elysa, mucho.
Habría que ver al Jesusito de mi vida, cómo se las gastaba, Alberto.
Abrazos a repartir.
Una especie de última cena de lo más real. Segurente la crucifixión acabó con tu personaje, pero de una forma un tanto actual y conforme a lis tiempos que corren. Besos.
ResponderEliminarCorren malos tiempos, Manu. Hay que fajarse para que la hernia no nos estrangule.
ResponderEliminarAbrazos, muchos.
Cuando no hay nada que valga la pena ...el asirse a briznas ardientes pueden quemar toda una vida.
ResponderEliminarUna crueldad sin límites en esta sociedad absurda.
Felicidades Lola.
Esas briznas ardientes, Laura, te han quedado de lo más poéticas.
ResponderEliminarAbrazos, mil.
Desgarrador, Lola. Cuando no se tiene nada, la nada es el todo.
ResponderEliminarAsí de triste es, Ximens.
ResponderEliminarAbrazos dobles.