Intruso
Las galletas se deshacían dentro de los vasos de leche. Los periquitos soñaban con una montaña de alpiste, bajo el paño negro que tapaba la jaula. El gato devoraba periquitos imaginarios, dormitando a los pies de la cama. La mujer yacía en el suelo de la cocina. Los niños hacían caso a su mamá y jugaban al escondite con el afilador de cuchillos.
Debí hacer una segunda lectura para captar el título. Ahora sí:
ResponderEliminarBravo, Lola!!!!!
Besos con la admiración de siempre
Gracias, Patricia.
ResponderEliminarPar de abrazos.
Me gustó muchísimo cuando lo leí, escalofriante, pero contado como un juego infantil. De nuevo mi anhorabuena, y van....¿cuántas? Un beso.
ResponderEliminarMil gracias, Mar.
ResponderEliminarAbrazos a pares.
Me parece un enorme ejercicio de elipsis el que nos muestras en el juego infantil. Paso a paso, cada habitante de la casa espera, busca, sueña... y los niños juegan sin ser conscientes del peligro. Mas de todos es sabido que cuando un niño se esconde, se esconde a conciencia. ¿Hasta cuando?
ResponderEliminarBravo.
Buf, me imagino a esos niños esperando que alguien les diga que "el juego" ha terminado y que ya pueden salir, una voz que no llega. Sí, escalofriante y buenísimo.
ResponderEliminarLola, simplemente magistral. Como recreas el ambiente de una casa ultrajada por un extraño, y le das ese giro para despistarnos, de incluir a los niños con sus juegos.
ResponderEliminarMe gustó mucho.
Un abrazo admirado.
Me gutessta la manera tan sutil con la que narras una situación violentísima, a manera de juego.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Un saludo indio
Brutal.
ResponderEliminarEl contraste entre el tono - esa paz que transmite el lenguaje sosegado, que casi adormece - y el hecho que acaba de suceder acentúan aún más la tragedia. Me hiciste pensar de inmediato en el cuadro de Goya, "El sueño de la razón produce monstruos", aunque aquí en este caso sería el sueño de la sinrazón y la barbarie. El final, abierto e inquietante, hacen que no me quiera ir, que desee colarme en esa casa y cazar al intruso. Insisto, genial.
Abrazos, besos.
Los niños juegan y cuando juegan, no se detienen a pensar en el peligro. Buen ojo para captar lo no escrito, Xesc.
ResponderEliminarAlguna vez me he preguntado qué habría ocurrido un tiempo sin determinar, antes de que la tragedia se consumara, Maite.
Nicolás, en ese giro final está contenida la amenaza.
Indio, es como cuando te están narrando un horror con una canción infantil de fondo.
Agus, captaste muy bien la atmósfera. Esa aparente calma, con los niños jugando al escondite con el intruso.
Abrazos a repartir.
El contraste de lo que se cuenta y lo que se cuenta es brutal, mezclar niños siempre es.... superguay.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, merecido premio.
Un beso, Luisa
Es resultón. Lo de mezclar niños, digo, Luisa.
ResponderEliminarPar de abrazos.
Me encanta como con la simple descripción de la escena, a modo cámara, cuentas toda una tragedia, es una técnica que me parece muy difícil y esta muy logrado. Besos.
ResponderEliminarTe salió el guionista y cinéfilo que llevas dentro, Manu.
ResponderEliminarMil besos que para llegar tan alto...
Me encanta como con la simple descripción de la escena, a modo cámara, cuentas toda una tragedia, es una técnica que me parece muy difícil y esta muy logrado. Besos.
ResponderEliminarHuy, creo que se ha duplicado!
ResponderEliminarA mí me encanta la reiteración cuando te salen cosas tan lindas.
ResponderEliminarOtro beso de adelanto.
Es un honor (y lo digo muy serio) compartir podio contigo y con tan estupendo y tremendo micro, Lola. Enhorabuena, genia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Formidable, Lola. Duro y crudo, pero formidable. Por su economía de lenguaje, por cómo se mueve ese péndulo narrativo que nos lleva de la paz al terror.
ResponderEliminarMe descubro ante tu talento.
Un abrazo,
Una escena muy difícil y evocadora. Uno siente el pánico en el momento congelado.
ResponderEliminarEnhorabuena, me alegro mucho.
Huy se me ha evaporado el mensaje.
ResponderEliminarDecía que es una escena muy difícil y que me gusta el pánico congelado que se respira en ella.
Me alegro mucho, Lola, enhorabuena.
Es tan visual que he visto una escena de una peli de suspense.
ResponderEliminarLogras detener esos momentos interminables: jugando.
Y eso es de agradecer.
Me gusta cómo utilizas la enumeración, cómo abre expectativas en el lector a no se sabe qué...y cómo en la re lectura o casi en la frase final todo cobra sentido, sin trampas ni cartón. Es de los que a mí me gusta, de disfrutarlo con cada nueva lectura.
ResponderEliminarEnhorabuena, estás que te sales ;)
Besico
Despues de todo lo que te han dicho, solo puedo añadir enhorabuena y besos desde el aire
ResponderEliminarTus gelatinas temblonas no tienen nada que envidiar. Para mí también es un placer estar tan bien acompañada, Miguel Ángel.
ResponderEliminarDuro como el turrón caducado, sí, Pedro, me salen unas cosas que miedo me dan a veces.
Cierto, Susana, una quisiera que se descongelara la imagen y lo que tenga que pasar que pase. Buen ojo.
No me extraña que te recuerde una peli, Isabel, porque yo también creo que funciona como fotogramas.
Me gustó lo de sin trampas ni cartón, Ro. Porque para que un final sorprenda no tiene que estar hecho con engaños.
Y yo los recojo desde el aire, Rosa.
Besos a mogollón.
joer, Lola.
ResponderEliminarNos vas dando dosis hasta llegar al susto. Buen relato. Me gustó mucho, el título es el complemento ideal.
Muchísimas gracias, Eléna.
ResponderEliminarPar de besos.