El padre había perdido una oreja de un mordisco del perro. El perro, una pata por culpa del cepo del hijo. Al hijo lo tenían breado las pulgas del perro. La madre vivía en una indigestión continua de pastel de boniatos. En cuanto a los abuelos: él dormía la mona ocho horas al día, mientras ella intentaba despabilarlo pinchándole con las agujas de tejer.
Prueba tú. A mí me ha sido imposible hacer algo decente con ellos, dijo El Enviado cuando le dio el relevo al Último Recurso.
Prueba tú. A mí me ha sido imposible hacer algo decente con ellos, dijo El Enviado cuando le dio el relevo al Último Recurso.
¡Hostias! Eso sí es una familia, y no como las de ahora.
ResponderEliminarDerroche de ingenio el tuyo, sobre todo con esos dos "interventores" de últimos recursos.
Besos borrachos para estar a tono con el relato.
Pásame la frasca que eche un trago.
ResponderEliminarAbrazos muy borrachos.
Una familia tradicional, Lola, de las de toda la vida, con su perro, su abuelo borracho y su abuela pérfida.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Un abrazo,
Y seguro que se quieren, a su manera claro. Me inquieta, me temo lo peor, ese "último recurso". Como siempre no das puntada sin hilo, en este caso a una sociedad que desecha lo defectuoso y tarado aunque sea auténtico.
ResponderEliminarAbrazos, besos.
Lola, familias así las hay, quizás no tan extremas, pero parecidas. En un mundo como este vivir normal es cada vez más dificil.
ResponderEliminarMuy hilarante tu relato.
Besos apañaos.
Qué va eso es una familia moderna... Juan, entre "las de ahora" las hay incluso peores.
ResponderEliminarEl final es cohonutti Lola, besitos
Jejeje, me río por lo bien que lo cuentas y me dan ganas de llorar por esa terrible realidad...
ResponderEliminarBesazos desde el aire
Esta familia te puede dar para una serie de TV o incluso para una serie de microrrelatos. Besos, Lola.
ResponderEliminarGenial y muy divertido.
ResponderEliminarNos vas a tener que pasar información de los jefes y jefecillos que hay en el otro lado; estoy bastante perdida en este tema.
Besotes, Luisa.
Como ya han dicho, familias así a patadas, y peores, y mejores, todas diferentes. Muchas desahuciadas ¿qué será una familia normal cuando no existe la normalidad?
ResponderEliminarAbrazos
Una labor de encaje perfecta, Lola. Aunque parezca que se fastidian, la realidad es que forman una cadena de superviviencia perfecta, yo creo que solo siendo "defectuoso" se puede sobrevivir, así que ese gestor de últimos recursos tendrá que aguantarse.
ResponderEliminarTan defectuosas como humanas, se muestran tal y como son. Con sus defectos y sus virtudes, sin disfraces, sin máscaras que pretendan transmitirle al mundo que son aquello de lo que en realidad carecen.
ResponderEliminarBesos niquelados.
A ver si no se me esfuma el mensaje ahora.
ResponderEliminarDecía esta mañana que me quedo con el enigma de quién es El Enviado y quién el Último Recurso, y para qué querría nadie enmendar a una familia tan normal.
Como siempre, más preguntas que respuestas, Lola. Como debe ser.
Un abrazo.
Lola, hay todo tipo de familias; y muy cierto, se quieren a su manera. Ya lo constatarán en el siguiente relevo.
ResponderEliminarUn abrazo y excelente año.
¡Mmmmm! Me huele a chamusquina ese Último Recurso.
ResponderEliminarGran micro te has marcado, Lola.
Un beso.
Efectiviwonder, Pedro, una familia de las de toda la vida.
ResponderEliminarComo siempre, Agus, tirando del hilo.
Nicolás, no sé yo si esta es más extrema que otras que hay por esos mundos.
Ahí le duele, Rocío. Las hay de todos los pelajes y colores. Algunas para echarse a temblar.
Es preferible, reír que llorar, Rosa. ¡Qué coño, un para de carcajadas a tu salud!
Tú, Manu, siempre pensando en lo mismo. Te ciega ese oficio tuyo de guionista. Pues ya estás tardando en seguir el rollo.
No sé si merecen la pena. Me han contado que andan un poco apolillados, Luisa.
Normal, que viene de norma, aprieta bastante el cuello, Anita.
A mí me da que también, Maite. O tal vez se vaya por donde vino.
Así es, Alberto. ¡Cuánta porquería puede esconder una fachada! Aquello de los sepulcros blanqueados y tal.
Susana, encantada estoy con tantas respuestas y lecturas como ha dado el micro. Yo también creo que de eso se trata.
Se quieren, se odian... Del odio al amor sólo hay un paso, y viceversa, José Manuel. ¡¡Feliz año!!
MJ, hasta aquí me ha llegado el olor a churrasco.
Abrazos a puñados a repartir.
El que más me ha gustado es el abuelo, ocho horas durmiendo la mona y ¿las otras ocho?.
ResponderEliminarY esa abuela con las agujas de tejer.
Divertido y memorable. Ya no quedan familias así ¿y porqué van a ser defectuosas? A la mierda los interventores. Un beso.
¡Ni una confidencia más, Lola!
ResponderEliminar¡Ni un of de record más!
Jamás pensé que tración de tal calibre saliera de la boca de tu pluma.
¡Deja a mi familia en paz!
Y devuélvenos las pulgas del perrito. No las mereces.
Familia, familia, familia.
ResponderEliminarNido de historias...y lo que te rondaré, morena.
Humor e inquietud a la vez.
Un beso
Porque la perfección es la muerte, estos defectuosos, tal vez in extremis, tienen ese punto canalla que nos gusta, Mar.
ResponderEliminarCora, Cora. Menos amenazas que ya sabes cómo las gastan las pulgas. Las estoy amaestrando para dejar ronchones de tercer grado. ¡Chitón, pues, mala mujer!
Gracias por pasarte, don Vito.
Abrazos sin malas pulgas para todos.
Vale, me rindo. No entiendo el último párrafo, me rindo, problema mio.
ResponderEliminar¿Has leído los comentarios anteriores, Ximens? Tal vez te aclaren algo. Lo digo porque, aunque sabemos que es nuestra lectura la que debe valer para nosotros mismos, y un relato no se debe explicar, a mí, si no entiendo uno después de releerlo varias veces, tiro de comentarios. Más que nada por curiosidad.
ResponderEliminarAbrazos, mil.
Pero qué pretendía hacer Ese Enviado? Si está familia es de las sencillas. Que se dedique a arreglar el hambre y la miseria auténtica y se deje de zarandajas y de joder al prójimo.
ResponderEliminarUn abrazo, Lola.
Le has leído, pero bien, la cartilla, Miguel Ángel.
ResponderEliminarAbrazos bien pintados.
jajajaja, al fin y al cabo, una familia.
ResponderEliminarNo, si ya me decía mamá: las familias'normales', no existen...
Se me había pasado este micro...
Un beso grandote!