- Ayer me puse delante del espejo y no me vi guapa, sólo vi un adefesio con palo de fregona. Tampoco vi a Dios en los fogones como usted dijo.
- Lo dijo Santa Teresa. Anda, reza tres padres nuestros y vete a casa.
-¿Y por qué tengo que rezar si no he hecho nada todavía?
- Para que se te quiten esas ideas que te rondan en la cabeza- dice don Agapito.
De mañana no pasa. Solicitará el traslado a una parroquia del barrio de Salamanca.
- Lo dijo Santa Teresa. Anda, reza tres padres nuestros y vete a casa.
-¿Y por qué tengo que rezar si no he hecho nada todavía?
- Para que se te quiten esas ideas que te rondan en la cabeza- dice don Agapito.
De mañana no pasa. Solicitará el traslado a una parroquia del barrio de Salamanca.
Desde su epicentro, las ciudades tienden a ir desplazando a la gente que las habita. Y en su vorágine, despojan a los hombres de casi todo, como si nada en las periferias existiera o fuese real. Ni siquiera el ya de por si extinto Dios. Una historia de desarraigo, impecablemente escrita.
ResponderEliminarAbrazos, besos.
Lola, ¡Qué cura más clasista por Dios! ¿No dicen que la religión no entiende de clases?
ResponderEliminarEs un relato para pensar.
Un abrazo.
¡Que bueno Lola!
ResponderEliminarAgudeza crítica que araña en la herida con una elegancia digan de admiración.
¡Chapeau!
Un saludo admirado.
Se aburría el curita con las confesiones? Tendrán más chicha en el barrio de los ricos...
ResponderEliminarBesos sin confesión desde el aire
Anda y que le den!!!! Muy bien contado, tan bien, que el cura me parece insignificante y me llega la fuerza de esa mujer que le contesta.
ResponderEliminarSaludillos
Para mí el sentido del relato parte del centro. Es curioso que le manden rezar por un pecado que aún no ha cometido. Y por otro lado no es inusual... así es la vida, antes y ahora.
ResponderEliminarMil besos guapa
Buena crítica a la sociedad y a la religión, de esas que te hacen pensar un rato. Besos inconfesables ;)
ResponderEliminar¿Vas tú a comparar la categoria que da servir a Dios en el barrio de Salamanca a hacerlo en una parroquia del Pan Bendito?
ResponderEliminarIngenioso aguijonazo a la resignación.
Besos mil.
A lo mejor esa es la solución. Hacer por que no la castigue el espejo y el cura a un tiempo.
ResponderEliminarUn abrazo
Agus, querer venderle la moto a una mujer tiene sus días contados.
ResponderEliminarLos curas, Nicolás, están por lo de la pata quebrada y esas cosas, aunque a veces lo enmascaren.
Me encantó eso de arañar en la herida, Pedro, me lo quedo para algún micro con tu permiso.
El cura lo que no sabía era cómo torear el toro de la de-exasperación, creo yo Rosa.
Así es ranita, la amenaza está en el aire.
No lo ha cometido, Rocío, pero el cura lo ve venir. Y ella se lo confirma con ese todavía no he hecho nada.
Es que si no le damos un poco de zarandeo a lo rancio, se queda como costra pegada a la piel, Maite.
La categoría y el descanso, Juan, que en el barrio de Salamanca no creo que haya mucha desesperación.
Sí, como poco, alejarse de curas y mirarse con otros ojos en los espejos, Gemma. (Un trapito mono también puede ayudar. Y unos zapatos de tacón, y...)
Abrazos a repartir.
A ver, voy tomando nota de esas recomendaciones finales que haces, alejarme de los curas, comprarme unos ojos nuevos, un trapito elegante, zapatos de tacón alto... ¿Y pintarme un poco los morros, no?
ResponderEliminarEn cuanto lo tenga todo me acerco hasta el barrio de Salamanca. Espero no encontrarme al cura...
Y si te lo encuentras dale unas collejas de mi parte.
ResponderEliminar(Lo de los ojos es total)
Besos apañaditos.
Buena crítica, Lola, pocas palabras pero bien elegidas para mostrar esta sociedad.
ResponderEliminarBesitos
Je, allí los pecados serán más pecaminosos.
ResponderEliminarBesos, Lola
Muy buen microrrelato de crítica social, muy de género, se te dan muy bien este tipo de textos. Perfecto, Lola. Besos.
ResponderEliminarUna de las "virtudes" de la Iglesia es la adaptación al entorno. Supongo que en el barrio Salamanca no se busca a Dios entre los fogones, para eso está el personal de servicio; la recomendación ante la cara de fregona será un lifting espiritual. Buen relato protesta. No obstante, como Vallekano que solo asiste a bodas, bautizos y entierros, todos ajenos, debo decir que "chapó" por los curas de mi barrio (en general), esos que ni pusieron sus parroquias al servicio del JMJ ni monseñor se lo pidió; sí, esos mismos que el bicho quiso cerrar su negocio por atender a musulmanes, drogadictos y hacer la comunión con galletas que aportaban las vecinas. ¿Sabes, Lola, que en el barrio decimos que Madrid está en las afueras de Vallekas? Y por último, si los relatos hacen pensar son necesarios, y como veras tú lo has conseguido?
ResponderEliminarEse "todavía" es clave... Me gustó, Lola.
ResponderEliminarBesos
No hay que dejar títere con cabeza Elysa.
ResponderEliminarReprimidos y retorcidos, cuidadín con ellos, Tor.
Me gusta meter el bisturí de vez en cuando en carnes magras, Manu.
Es que esos curas, Ximens, son harina de otro costal.
Ahí le has dado, David.
Puñado de besos a repartir.
Es genial que en la periferia le cuestionen al cura, es por que funciona más y mejor el cerebro.
ResponderEliminarAbrazos