La primera pena la doblé y la escondí en el bolsillo del pantalón. Fue cuando mataron a mamá en plena calle, la única forma de destruir aquella columna de granito que era ella y acabar con su persecución implacable de las mafias en nuestro país. Con la segunda pena, otro doblez. Fue cuando “la Mandarina” consiguió el sobreseimiento de un caso de asesinato eliminando al testigo. La tercera ocurrió cuando ya ejercía como juez. Sonó la campana de la entrada y apenas tuve tiempo de echarme al suelo. Murió una niña que compraba dulces en la pastelería. Un nuevo doblez de pena. Y entonces el bolsillo reventó y fue el vencimiento de todas las penas. Dejé de ceder ante el miedo, de titubear a la hora de una condena. Ahora, blindado con la armadura de la justicia, hago prevalecer la Ley. Nada ni nadie podrá con Ella.
A veces basta con conquistar al lector únicamente con el trabajado y poético uso de las palabras. Como en este caso.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Muchas gracias, Daniel.
ResponderEliminarBesos de finde.
¡chapeau! me ha encantado.
ResponderEliminarGracias, Élena.
ResponderEliminarBesos de finde.
Un micro que habla de tristeza, de frustración, de venganza, de miedo...
ResponderEliminarMe gusta mucho, Lola, eres muy hábil tramando hitorias e insuflándoles vida después.
Besos.
Magnífica concisión, y muy logrado sabor agridulce del destilado de esa experiencia en un micro que cuenta mucho.
ResponderEliminarEstupendo blog
Saludos bloggeros
Convivimos con nuestros miedos a diario, aprendemos a soportarlos, a torearlos, a aquietarlos, pero hay miedos a los que uno debe enfrentarse si estos le ponen la zancadilla para avanzar. Gracias, Jesus, por tu análisis sagaz del microrrelato.
ResponderEliminarBesos de finde.
Bienvenido, Jose Antonio, al blog. Me alegro de que te haya gustado el microrrelato. Gracias por pasarte.
ResponderEliminarAbrazos blogueadores.
En los tiempos que corren es muy grato leer un relato tan edificante.
ResponderEliminarMe gustó mucho.
Besos.
Es lo que hacemos continuamente. edificar y demoler, y vuelta a empezar.
ResponderEliminarBesos y abrazos cuerpo a cuerpo que para eso estás tú también agripado.
Un texto muy original en las formas para contar una vieja historia. Ese es su gran mérito: emocionar. Para mí, era uno de los mejores textos de Diciembre. Tarde o temprano caerá. Más temprano que tarde.
ResponderEliminarAbrazos, besos, apurando el finde.
Ya lo había leído en la selección y me gustó mucho, igual que lo hace ahora en esta segunda lectura. Ojalá compartamos algún mes juntas, como en los calendarios, jejejeje. Besos.
ResponderEliminarHola Agus, apurando, apurando, una emoción que vas dejando. Me salió rima ¿qué pasa?
ResponderEliminarSeguro que a ti te cojen cualquier mes de estos. Repetidora. Lo de coincidir, eso espero seleccionadores mediantes.
Besos y abrazos radiantes.
Un relato esperanzador, ¡y qué bien contado!, que me recuerda la inmensa valentía de tantas personas que arriesgan sus intereses, sus haciendas..., sus vidas, para que el mundo sea más habitable y la sociedad más justa.
ResponderEliminar¡Cuánto debemos a personas así!
Me es muy gustoso leerte.
¡Enhorabuena!
Cierto, aún quedan personas así, afortunadamente. Gracias por pasarte, Nenúfar.
ResponderEliminarBesos esperanzados.
Así es, Lola. En aspectos comunes, aprendemos a vivir con nuestros miedos. Pero hay que enfrentar aquellos que merman la vida.
ResponderEliminarMe gustó. Buen tema. :)
Saludos.
Lola, qué alegría encontrarte por aquí... He visto tu blog gracias a la Cadena Ser y tu firma, y me he alegrado de que haya un sitio donde tengas recogidas tus cosas. Yo también creé uno hace poco de poesía... Aquello de Ventanianos quedó como un buen recuerdo. Veo que te va fenomenal y que sigues escribiendo y cosechando premios. Me alegro un montón. Un abrazo, Delia.
ResponderEliminarMe alegro de que te gustara, Edgar, y que compartas esta filosofía de vida.
ResponderEliminarBesos al cuadrado.
El otro día me acordé de ti al leer un comentario en el blog de Millás que llevaba tu sello. Y tirando del hilo fueron apareciendo, como fotografías, algunos de los que formamos aquel grupo de ventanianos. El primer encuentro entre molinos, el del Monasterio de Piedra, el último de Alcalá de Henares...Y me pellizcó la nostalgia. Porque fueron buenos tiempos.
ResponderEliminarAún me veo, siento, con Ana, con Beatriz... Y de higos a brevas asoma la cabeza el Nepas para volver a esconderse, pero de ti no sabía nada desde la prehistoria. Me he preguntado muchas veces cómo te iría con la poesía por la que te decantaste. Ahora echo un vistazo a tu blog.
Bienhallada, Delia.
Abrazos renovados.
Sí, era yo, nunca suelo firmar con mi nombre. También he visto caras por allí conocidas, y es verdad que se despierta la nostalgia.
ResponderEliminarPor las fotos tú estás igualita! Oye, dale un abrazo también a Juan. Besos.
Bueno, acabo de leerte como Delia. Millás se acordará.
ResponderEliminarBesos. Más.
Me gustó mucho, Lola. Enhorabuena.
ResponderEliminarBesos.
Gracias, David.
ResponderEliminarPar de abrazos.
Muy bueno Lola, de verdad, pone los pelos de punta.
ResponderEliminarLo que me da "pena" es que la ley es tan interpretable que muchas veces no se hace justicia con ella. Pero ese es otro tema.
Abrazos de enhorabuena
Sí, tienes razón, Anita. Lo único que queda es que cada uno ponga su granito de arena en la medida de sus posibilidades.
ResponderEliminarPareado de besos.
"La primera pena la doblé y la escondí en el bolsillo del pantalón"
ResponderEliminarEsta primera frase, sola y en absoluto desamparada, lleva implícita una historia de amor y perseverancia.
No se si un bisturí diseccionador, conmovido por tanta belleza, será capaz de abrazarte sin provocar una escabechina.
No, Cora, no, escabechina no que suena a destrozo, tú no actúas así.
ResponderEliminarBesos al cubo sin escabechar.