ABRACADABRA (Finalista del concurso sobre abogados. Enero 2010)
“El rapto de Europa”, me aclaró don Julián, cuando vio que miraba fascinada el cuadro que colgaba de la pared de su despacho. Mamá sacó los cubos de colores y dijo que los fuera encajando, que enseguida volvía. Luego don Julián la cogió de la mano y, como si se tratara de un mago, la hizo desaparecer con él, detrás de una estantería. Cuando reaparecieron, yo estaba dormida sobre la alfombra. El día del señalamiento para la vista oral, don Julián parecía un cura dando la absolución. Dijo que, a pesar de su vida, mamá era una buena madre y debía quedarme con ella. Hace unos días que mamá me dejó y me quedé sola en el mundo. Don Julián insistió en que fuera a visitarlo a su despacho. Mientras lo esperaba me quedé embelesada mirando el cuadro y, sin saber cómo, desaparecí detrás de la estantería.
Muy bueno Lola. Este tema, últimamente me toca la fibra.
ResponderEliminarUn beso.
Es brutal, Lola!
ResponderEliminarEl final he tenido que releerlo para asimilarlo... enhorabuena!
Abrazos
Gracias Torcuato. Espero que la fibra no sea demasiado cercana.
ResponderEliminarHola Anita, bienvenida al blog. Gracias por tu comentario.
Par de abrazos para ambos.
Lola, este micro huele a posguerra. Se puede decir tanto con tan poco. Por encima del resto, emerge la figura de la niña. La inocencia infantil que no pregunta lo que no quiere saber. Dan ganas de saltar a la escena y rescatarla de las garras de Don Julián. Me has dejado la misma sensación amarga que me produjo ver "La lengua de las mariposas" o "Los girasoles ciegos". Lola, estas escenas las bordas. Relato marca de la casa.
ResponderEliminarAbrazos, abrazos.
Encantador blog el tuyo, un placer haberme pasado por tu espacio...
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
Bueno Lola, menudo relato sobre los abusos (de poder, de paternidad, sexuales...) te ha salido aquí. Muy bueno.
ResponderEliminarBesos
De tus relatos para este concurso es uno de mis favoritos. Recuerdo que estaba segura de que sería ganador.
ResponderEliminarBesos muchos
Sí, huele raro este relato, como a rancio ¿no? Gracias Agustín por estar siempre por aquí, esforzándote en dar tu opinión.
ResponderEliminarPar de abrazos.
Bienvenido, Antonio. Me gusta que tildes de encantador a mi blog. Encantada con tu visita y espero que seas un reincidente.
ResponderEliminarBesos de finde.
Real, desgraciadamente, como la vida misma, Maite.
ResponderEliminarBesos soplados.
Gracias, querida Rosana. Voy a proponerte como miembro del jurado en todos los concursos a los que me presente. Pasada de generosa.
ResponderEliminarBesos y abrazos, y abrazos y besos.
Un detalle que me fascina, aparte de lo lograda que está la atmósfera, lo bien trabajada que está la inocencia de la niña, que impregna de la primera a la última palabra, o los huecos entre los que se cuela la magnitud del drama. Un detalle, digo: los tres raptos, por si a alguien se le había pasado. La primera escena, la del cuadro, contiene el micro entero. Y como si se tratara de un tótem maléfico, el cuadro preside la repetición del drama otorgándole su atributo de indefectibilidad. El abuso se repite porque es intemporal e inevitable. El hecho de colocar un cuadro de la mitología griega como "convocador" del vejamen despide un chorro tan violento de desasosiego que traspasa las fronteras de la ficción, claro. El abuso es terrible, infame, abyecto, pero no puede dejar de ocurrir porque ha ocurrido siempre, como se encarga de recordar la pintura.
ResponderEliminarLola, el recurso técnico es formidable, y la manera de pasar por un tema delicadísimo es de una sutileza desgarradora.
Plas, plas, plas.
Un abrazo rendido.
A mí me fascina cómo has entroncado los tres raptos. Formidable análisis, Iván.
ResponderEliminarAbrazos sostenidos.
Cuánto me gustan tus micros, Lola, es que sabés cómo 'clavar el puñal' donde más duele. Impresionante tu trayectoria en este concurso. Felicitaciones y abrazos.
ResponderEliminarGracias, Mónica por tu sensibilidad con el relato.
ResponderEliminarAbrazos soleados.
No sé por qué no ganó porque el relato me parece magnífico. Cómo cuentas y cuánto cuentas con una sensibilidad preciosa para hablar de un tema tan .... horrible.
ResponderEliminarMis felicitaciones. Insisto, magnífico
Sí es muy bueno y lector queda magnificamente involucrado en la historia.
ResponderEliminarGracias Élena. Muy agradecida por tu comentario.
ResponderEliminarBesos y más.
Lola, el abuso primero de la profesión, después de la inocencia.
ResponderEliminarRealismo cruel.
Un abrazo.
Lola, me encanta como me envuelve en las tramas. De alguna forma también desaparezco.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un abrazo.
Cuando era pequeña, a veces me gustaba jugar a ser invisible y me escondía detrás de las cortinas o debajo de la mesa camilla. Pero luego reaparecía sana y salva. Cosa que, en algunas ocasiones, no ocurre.
ResponderEliminarGracias, Jose Manuel. Gracias Edgar.
Un abrazo al cuadrado para ambos.
¡Vaya, Daniel, acaba de entrar el comentario! No sé qué pasa últimamente, que o no entran o entran tarde.
ResponderEliminarGracias por pasarte.
Par de abrazos.
Genial Lola. No lo había leído y es muy bueno. No me extraña que fuera finalista (a ver si aprendo algo)
ResponderEliminarUn saludo indio
Gracias Indio. Aquí aprendemos todos, unos de otros, es un buen ramillete de blogueros.
ResponderEliminarBesos al cubo.
La tragedia hecha sugerencia. Mi aplauso, Lola. También por la reforma de tu blog.
ResponderEliminarAbrazos,
PABLO GONZ
Gracias Pablo por tu aplauso al relato y por el de la reforma, que trasladaré a mi compañero que es el que se encarga de estas cosas.
ResponderEliminarBesos al cubo.
Yo espero a leer los variados comentarios que aquí se vierten y de esa forma pillo. Reconozco que tengo dificultades a la hora de leer entre líneas. Mi admiración para ti.
ResponderEliminar¡Ah! El diseño de la plantilla lo has elegido tu (como debía ser) y lo ofrece blogger, yo tan solo he dado a la tecla.
Un besazo.
Muy listo tú. Y pelín vaguete. Cada uno tiene su propia lectura entre líneas ¿no sabes? Y no te quites mérito, que el cambio lo has hecho tú.
ResponderEliminarBesos con redoble.
No sé por qué me había saltado este microrrelato, lo repesco gracias a una indicación que me ha dejado Iván. Habría sido una pena porque es extraordinario. Llego tan tarde que no queda por decir más que enhorabuena. Conseguir un texto tan sutil, tan delicado con el tema tratado y las palabras obligadas es una labor de artesana.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Ay! Jesus, son tantos que a todos se nos pasan algunos.
ResponderEliminarGracias por repescarlo.
Besos agradecidos.
¡Tantos textos por disfrutar y tan poco tiempo para leer!
ResponderEliminarHe andado muy ocupado, pero me dí un respiro para leer y los buenos caminos me llevaron a tu cuento. :]
Me uno a los elogios. Es complicado dar con las palabras adecuadas y más en un tema tan difícil. :]
¡mUCHos salUCHos de UCH! :]
Bienvenido de nuevo Héctor. Gracias por encontrar un hueco para el blog.
ResponderEliminarBesos nocturnos. Aún.
Jo Lola, llego tarde, pero no quería dejar de felicitarte por este microrrelato.
ResponderEliminarComo te han comentado ya el recurso unificador de los tres raptos es magnífico. Y el tema se aborda con una delicadeza admirable. Enhorabuena Lola, me has dejado boquiabierta.
Besos
Rocío
Nunca es tarde si la dicha es buena. Y a mí me llena de dicha recibir tu comentario. Gracias, Rocío.
ResponderEliminarBesos, mil.