Mientras espero en la estación, observo la cabeza del carril, brillante por el paso de muchos trenes. Mi carrera judicial también fue brillante. En nómina en un bufete de prestigio, conseguí llegar a juez gracias a mi tesón. Estoy capacitado para resolver querellas de toda índole, pero nunca imaginé que fuera tan difícil el arbitraje entre Charito y Mario. Tengo los nervios deshechos. El tren asoma el morro y se detiene con un bufido. Se abren las puertas y ella aparece como una diosa con tacones y traje de chaqueta. Renace mi admiración de cuando la conocí, aumentada en su ausencia porque he descubierto que ella es el alma del carril por donde se desliza suavemente la familia. - No fui capaz de hacerme con los niños, Esperanza. Tuve que llamar a tu madre- le digo con un temblor de emoción en la voz mientras la abrazo.
Leyendo los últimos relatos, algunos los recordaba, sigo sin entender los criterios del jurado. Me hiciste reír, Lola, y no porque sea un juez brillante, pero cuando mi mujer me deja a solas con el peque tiemblo. Es lo bueno que tiene escribir bien, que sabes tocar la fibra.
ResponderEliminarUn abrazo.
Nada más cerca de la realidad, para mediar entre las Charitos y los Marios no basta con teorías ni tesón, hay que tener alma. Esperanza tiene la suerte de que el señor juez le reconoce el mérito. Muy tierno, Lola.
ResponderEliminarLa cerrazón hacen que estos temas sean los más difíciles. Divorcios y con niños. Triste.
ResponderEliminarUn beso Lola.
P.d. El concurso de abogados lo veo especialmente difícil.
Compartí en más de una ocasión espacio con tus relatos. Te leía con interés porque me gustaban mucho. Ya los irás tú también colgando para gusto de los que te leen.
ResponderEliminarGracias Agustín.
Abrazos.
Bien lo sabes, Elisa. Un placer tenerte por aquí.
ResponderEliminarBesos.
Hola Torcuato. Muchas gracias por pasarte y dejarme tu comentario. Sí, un poco difícil sí que es este de los abogados. Un reto.
ResponderEliminarBesos.
Este ya te lo había leído, tiene mucho de realidad y está muy bien escrito, seguro que este año es nuestro año de micros de abogados ;-) ánimo y a por el reto, eso también es bonito. Un beso.
ResponderEliminarMe gustan estos micros tuyos, cotidianos y que en un giro final muestran los roles invertidos(que por otro lado hoy en día es y será lo normal-en ciertos países al menos-)
ResponderEliminarYo os leía a Agustín y a ti, os seguía la pista(junto con las huellas de Manu, Isabel, Gabriel, qué buenos tiempos aquellos...)
Besos
La vida como un tren que se desliza por un frágil carril, y las personas como conductores, casi siempre indecisos e inexpertos, haciendo malabarismos para que el tren no descarrile. Ay qué difícil resulta ser conductor la mayoría de veces. Para que luego digan que las mujeres conducen mal.
ResponderEliminarLola, la escena, el paralelismo de las imágenes, el ritmo de tu prosa, el mensaje que destila, todo eso está tan bien logrado que tu pieza, como dice Agustín, toca la fibra. Por cierto, yo también tiemblo cuando me quedo a solas con el peque.
Un abrazo.
Esperemos que así sea, Maite. Yo soy un poco escéptica, pero estaría bien.
ResponderEliminarBesos a mogollón.
Esos tiempos están ahí a la vuelta de la esquina, y el aire continúa circulando, fresquito, por la calle. Seguimos adelante, Rosana, leyéndonos, tras la pista, ahora sabiendo quiénes somos. ¿No es estupendo?
ResponderEliminarPuñado de besos.
Gracias Iván por tu comentario y por reconocer tus temblores, algo difícil a veces, porque queremos ir de seguros, de tenerlo todo claro, de no asustarnos con nada, como si no fuéramos tiernos-infantiles-maduros-humanos.
ResponderEliminarBesos con mucha alma.
Ay Lola es que me dio un arrebato nostálgico,pero sí ahora sabemos queiens somos, de donde venismos y a dónde? vamos. Al menso juntos en nuestras ficciones.
ResponderEliminarBechos
"La nostalgia ya no es lo que era". Este era un graffiti que vio Simone Signoret en New York y que utilizó para dar título a sus memorias.
ResponderEliminarUn pellizco de nostalgia, un espolvoreado de bienmesabe, tres granos de muchogustoenconocernos, una nube de tráficodemensajes, y tenemos una fuente humeante y bien condimentada de blogueros.
Y otro puñado de besos.
Hehehe. Hermoso.
ResponderEliminarLo más cercano para mí son mis sobrinos. Me recordó los primeros días que los cuidé :) Sí, pedí refuerzos haha
¡Saludos!
Gracias KappieG. ¡Ay, los niños, esos locos bajitos!
ResponderEliminarAbrazos.
Yo me uno a la admiración por tus relatos. Encuentro tan dificil su escritura.
ResponderEliminarLo he leído tres veces. No siempre el criterio de los jurados es acertado.
Un abrazo
Lo más difícil es saber cuál es el equilibrio necesario entre el cariño y la firmeza.
ResponderEliminarLola, eso de los divorcios no es nada sencillo. Buen micro; introspectivo, bien ambientado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Indecisa, Woody, muchas gracias por vuestras aportaciones.
ResponderEliminarOs envío tres puñados de besos a repartir.
Sí, los divorcios pueden ser complicados, el micro es más sencillo. Gracias, José Manuel.
ResponderEliminarAbrazos.
Lola, leí este micro apenas lo subiste y, sinceramente, no lo entendí. Me iba por el lado de la tragedia, pero a la vez resultaba incongruente. Ahora, al leer los comentarios, entendí pues es muy sencillo y muy tierno. No podía interpretar lo de 'hacerme con los niños'. Un ejemplo más de que compartimos el idioma, pero los modismos...
ResponderEliminarSAludos!
Menos mal que opinaron aquí para que pudieras aclararte,Mónica. A mí también me pasa lo de no entender bien un relato por eso de los modismos.
ResponderEliminarPar de besos.
Este alma es emoción en estado puro. He visto como intentaba contener las lágrimas mientras la veía acercarse.
ResponderEliminarLo plasmas como una pintura en blanco y negro, capaz de mostrar la belleza interior sin distraernos con el entorno.
Bueno de verdad
Tú si que eres buena de verdad, querida Cora.
ResponderEliminarPuñado de besos.