10/3/19

RENOVACIÓN

Tomada de la red.



Hoy toca. La he escuchado esta mañana cantar su canción favorita. Un horror para los oídos, pero, en fin, a ella le gusta. Hoy toca. Ha cambiado el desayuno habitual por tostadas con mantequilla y mermelada. Y lo entiendo. Todos los días lo mismo, cansa. Darse un capricho, de cuando en cuando, le viene bien. Ahora, eso de meterse en el baño y tirarse horas y horas dentro, con la puerta cerrada y dale que dale al canto… Antes solo teníamos uno y había un problema: que yo no podía usarlo. Pero ella le encontró solución enseguida. Le robó un trocito de espacio a mi despacho y allí mandó hacer un aseo. Todo menos abrir la puerta en esos días. Quiere intimidad, dice.
            Conforme avanza la mañana, los cánticos se hacen más melodiosos, una untuosidad de miel que entra y derrite cualquier esquina de acero en mi interior. Me pongo tierno y lloro. Voy a la cocina, me anudo el delantal del gallo a la cintura, saco costillas, pimientos, cebolla, ajos y alcachofas, patatas, aceite y pimentón, y hago un guiso en la olla. De vez en cuando, una lágrima se añade al rehogado. Y mientras se cuece todo, me sirvo una copa de vino y unas aceitunas, voy a la terraza y me siento a esperar. Hasta allí sigue llegando la voz, cada vez más dulce, más cristalina.
            A mediodía cesa el canto. Voy hacia el pasillo y espío la salida del cuarto de baño. En unos minutos se abre la puerta y sale ella con la cabeza coronada por rizos  borrachos de sol y una sonrisa resplandeciente en los labios. Su piel luce cual bronce bruñido. Me embobo mirándola. Se vuelve hacia mí y me pregunta qué hay de comida. Está hambrienta, dice. Yo le detallo el menú. Le gusta todo, todo menos pescado. Una vez asé una lubina y se enfadó mucho conmigo.
            Después de comer vamos a la cama y retozamos con gusto como unos chavales que acaban de descubrirse. Es un placer acariciar su piel suave y cálida como la de un bebé. Sin límite de tiempo. Ya iré luego. Ya recogeré todas las escamas que quedaron igual que un manto plateado dentro de la bañera.

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