13/6/17

PERSUASIÓN





Tomada de la red.
Está  quieta y amarilla la tarde. Ni un soplo mueve el rosal. Y sin embargo caen mustias las hojas. Cuando ella descorre el cerrojo del jardín y se descalza, sus pies vendimian pétalos. El aire espesa y se emborracha de jugo de rosas. Le escuecen los ojos, pero están secos. La sequía que él dejó. Avanza hasta el portón y sale al camino. El acantilado y el mar. Ese mar insolente y traicionero. Cristal donde a él le gustaba mirarse. Muestra su poder en la calma de la noche que ya asoma entre nubes cárdenas. Ella se sienta al borde. Cuelgan sus piernas sobre el vacío. Las balancea, mueve el aire. Apenas. El mar y ella, frente a frente, todos los atardeceres de su vida. Pero algún día el mar se rendirá. Será entonces cuando vuelva a llamar a su aliado, el viento. Esta vez no lo empujará desde el acantilado para hundirlo en el fondo marino. Subirá como huracán desde sus entrañas y lo elevará sobre el horizonte para dejarlo, de nuevo, sobre la tierra, a su lado para siempre.

2 comentarios:

  1. ".... sus pies vendimian pétalos...." Qué belleza descriptiva; que "persuasión" inagotable la de esta mujer enamorada que se niega a rendirse a su pérdida...

    Hermoso relato, que me acompaña a la hora de recuperar al fin mi nombre con el que me bauticé para visitarte. 14 meses me ha costado: Los doy por buenos. No quiero intrusos en el descansillo.

    Besos

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  2. Me alegro de tu vuelta por la puerta principal, querida Cora.

    Un abrazo a lo grande.

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