El día de mi octavo cumpleaños,
mi padre me llevó a una librería. En el escaparate había un libro abierto, con unas
ilustraciones muy sugerentes. « !Ese!», dije, señalándolo con el dedo. «Hay
muchos para elegir», dijo mi padre sin perder la sonrisa. Me cogió de la mano y
empujó la puerta. El librero dejó de leer y salió detrás del mostrador para
atendernos. Bajó de las estanterías «La isla del tesoro», «Robinson Crusoe», «Los
tres mosqueteros», «Veinte mil leguas de viaje submarino»... Uno tras otro, los
rechacé todos. «Quiero el del escaparate», insistí. « ¡Ese no!», exclamó
tajante, mi padre. «No quiero otro», decidí yo. Salimos sin comprar nada. Él
delante, enfadado, yo detrás, repitiendo el título para no olvidarlo. Cuando
llegamos a casa, cogí un lápiz y apunté en mi bloc de dibujo: «Kama Sutra».
Después rompí mi hucha y conté mis ahorros.
Como siempre, inmejorable.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Mil gracias, Nani.
ResponderEliminarPar de abrazos.