Tomada de la red. |
Llevamos muchos años juntos y siempre encuentras el regalo ideal para mi cumpleaños. No olvidas la fecha de nuestro aniversario, ni el ramo de flores con la tarjetita cuajada de bellas palabras. Tampoco dejas para el último día la reserva de nuestra mesa en nuestro restaurante si queremos celebrar algo. Cada mañana te despides con un beso cuando vas a trabajar. Si regresas tarde y yo estoy acostada, me arropas y susurras algo tierno a mi oído. Pero ayer, mientras me abrazabas fuerte, los dos desnudos en nuestra cama, cuando te miré a los ojos, no me veías a mí.
Buenísimo, Lola, me encantó.
ResponderEliminar¡Saludos!
Mil gracias Juan Esteban.
ResponderEliminarTriple de abrazos.
El relato es bellísimo casi todo y por la magia de tres palabras, tristísimo.
ResponderEliminarHoy no quiero viajar por las ramas del contenido, sino decirte algo que parece una obviedad sin serlo:
Pero qué bien escribes, Lola Sanabria!
Mi agradecimiento por tus palabras, sobre todo por esas cuatro últimas, querida Cora. Suben, y mucho, mi autoestima.
ResponderEliminarUn abrazo de aquí a las estrellas.