Tomada de la red. |
Sigo sus desplazamientos, mirándola de reojo, hasta que desaparece por el pasillo. Escucho los ruidos en la habitación de al lado mientras tomo la sopa, hoy sin ese sonido que tanto la molesta. Olfateo el aire a la busca del perfume que anuncie el cumplimiento de su amenaza repetida ante mis reproches, pero sólo huelo el sudor del miedo. Inclino la cabeza más de lo necesario para preparar la nuca a la caricia que no llega. Sigo, una cucharada tras otra, hasta tocar el fondo de cerezas, rojas como la sangre en la carretera. Y ahora sí, oigo la puerta de la calle cerrarse con suavidad. Detengo mi mano antes de que quite el freno de las ruedas. Después el silencio y mis lágrimas. El caldo coge un punto más de sal. Continúo sorbiendo.
Ese punto de sal a la sopa y el final, dejan bien claro esa despedida. Me ha gustado mucho Lola. Felicidades.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Lola, un microrrelato donde las emociones están a flor de piel y donde lo que no se cuenta es más importante que lo que se lee.
ResponderEliminarSe te da de lujo estas despedidas tan contenidas.
Abrazos admirados.
La sal de la vida, Nani, que sirve tanto para penas como para alegrías.
ResponderEliminarMe alegra, Nicolás, que lo hayas pillado tan bien.
Abrazos a pares.
¿Cuánto abandono hay en cada sorbo de sopa? ¿Cuánta amenaza en el rojo sangre del fondo de los platos?
ResponderEliminarDemoledor.
Abrazos, siempre
Las relaciones humanas, Amando, se construyen y destruyen sobre un andamiaje complejo.
ResponderEliminarAbrazos, muchos.
Me gusta mucho todo lo que flota en ese caldo, muy hábil. Como descubrir ese fondo de cerezas. Por lo mismo, si me permites el atrevimiento, me gusta más sin "y mis lágrimas", pero que sé yo. Me parece muy difícil el equilibrio elíptico.
ResponderEliminarQue me ha encantado. Saludos.
Figúrate Lola que esta es una de esas veces que necesito SABER por qué se dejan. Me descoloca la silla de ruedas y la sangre en la carretera.
ResponderEliminarEs lo que yo quiera que sea, ya, pero hoy no me conformo con una separación sin una RAZÓN PODEROSA.
Debe ser la calorina de mediodía.
Me perdones.
Miguel, no es ningún atrevimiento, cuando se cuelga algo es para que los demás opinen, y si te gusta más sin "y mis lágrimas", pues te alabo el gusto.
ResponderEliminarQuerida Cora, porque ella era la conductora y él está en una silla de ruedas sin parar de reprochárselo. ¿Te aclaré algo?
Abrazos a pares.
No lo había entendido. Y mira que ahora me parece clarísimo. Espesa estaba ayer.
ResponderEliminarBesos y gracias!
Ese es el tipo de relato que comentabas sobre los sentimientos, las impresiones que producen las palabras medidas, el ambiente, los sonidos y los olores.
ResponderEliminarMaestría que tienes
Abrazos salados
Gracias, Elena. Un placer recibirte en esta casa. Siempre.
ResponderEliminarPar de abrazos.