Fotografía tomada de la red. |
El boticario de mi pueblo atendía detrás de unos cristales con una puertecita con ribetes de latón dorado. La abría, cogía la receta, y entregaba los medicamentos después de rasgar con un abridor de cartas las etiquetas de las cajas. Tenía la cara verdosa, como si tuviera las bilis revueltas, los labios amoratados y extraños, y un eterno olor a formol. Cuando sacaba a bailar a alguna chica, ninguna quería acercarse a él. Hasta que llegó el veterinario. Su hija llevaba pegado a la ropa un tufillo medicamentoso que enseguida encajó con el del boticario. Nunca más se separaron. A veces los imagino desparramando sobre el mostrador de mármol de la botica, pastillas, cápsulas y píldoras de todos los colores y sabores, con los ojos brillantes de excitación.
¡Cuánto me alegra volver a mis itinerarios de lectura! Me gusta este micro por tu forma de explicarme aquello que decía mi abuela de "siempre hay un roto..."
ResponderEliminarUn abrazo,
Bienvenido a la relectura, Pedro. Sí, historias con sabor de antaño.
ResponderEliminarPar de abrazos.
Me produce la misma sensación que la primera vez que lo leí:
ResponderEliminarUna minuciosidad descriptiva y olfativa que, al llegar al final, me confirma que algunas relaciones amorosas pueden llegar a ser muy atrevidas.
Bienvenida!
Me resulta asombrosa tu capacidad para (re)crear escenarios, ambientes. Parece que son un personaje más. Esa precisión de adjetivos y sustantivos...
ResponderEliminarAbracitos
Y muy perdurables, querida Cora, aunque sólo sea por el olor.
ResponderEliminarEl ambiente como personaje, buena idea, Amando, para un relato.
Abrazos a pares.
Este relato me provoca, principalmente, dos emociones:
ResponderEliminar- Empatía hacias las chicas que rechazan al boticario, ya que tu descripción de él con esos colores: verdoso y amoratado, a los que añades el olor a formol, hace que me lo imagine como una especie de cadáver conservado en una urna (de hecho, nos lo presentas detrás de unos cristales despachando diligentemente).
- Satisfacción de que dos seres peculiares se encuentren, encajen y consigan una relación duradera y, yo supongo, armoniosa. Todo un logro.
La última frase me gusta mucho porque me transmite una gran comunión entre la pareja.
Un abrazo, Lola.
Pues yo este no te lo había leído, Lola. Está en Partículas? Es que no he llegado al final, me lo estoy tomando como los Ferrero.
ResponderEliminarDecirte de este: anda, y yo voy y me lo creo.
Un abrazo con olores fresquitos, de la mañana
Acertada lectura, Nenúfar. Yo también sentí lo mismo.
ResponderEliminarNo, Miguel Ángel, no está en el libro. Este es uno de los relatos que seleccionaba Millás cuando su ventana era azul y se tomaba en serio el concurso. ¡Qué tiempos!
Abrazos a pares.
Esas magníficas farmacias, donde además de un mobiliario fabuloso lleno de tarros con sustancias para hacer fórmulas magistrales, encontrabas alivio para entender lo que el médico nunca quiso explicarte.
ResponderEliminarEstupendo regreso con este relato para recordar.
Besos mafiosos.
A mí los tarros me fascinaban. Me los habría llevado todos.
ResponderEliminarAbrazos de atardecer nublado.
Amor en botica.
ResponderEliminarMuy visual. Lleno de imágenes sugerentes. Es decir: literatura.
Un beso.
Gracias, Carlos, por pasarte y comentar.
ResponderEliminarAbrazos triples.
Me remonta a otro tiempo, con aquel encanto del pasado, de lo que ya no es ni será.
ResponderEliminarProvoca una extraña sensación de paz saber que la vida está tejida de encuentros como este.
Un fuerte abrazo, Lola
La nostalgia, Patricia, que nos acompaña y nos provoca una sonrisa.
ResponderEliminarPar de abrazos.
Siempre ha habido un roto para un descosido.
ResponderEliminarMuy sugerente la escena imaginada del
mostrador y las pastillas.¡ Que desparrame!.
Una visión nostalgica de farmacias que ya
casi no se ven.
Un abrazo Lola.
Ni huelen igual cuando entras. Ahora son todo asepsia, Salvador.
ResponderEliminarPar de abrazos.
Pequeñito pero matón, me encantó el micro. Ese gesto de rasgar la etiqueta de la caja de medicamentos, como que siempre quise hacerlo yo también, ;).
ResponderEliminarMaría Cañal B. o www.mystoriesproject.blogspot.com
A mí también me habría gustado hacerlo, María.
ResponderEliminarAbrazos de bienvenida.