Fotografía tomada de la red. |
Aún queda un rato para que acabe. Y mis zapatos embarrados. No puedo dejar de mirar también mis medias manchadas, el filo del vestido de margaritas, turbio de agua marrón, mientras escucho, como en sordina, sus reproches. Tiene que recorrer el mismo camino de siempre: la barbilla alta, el gesto altivo y el discurso. Cuando era niña me preguntaba, admirada, dónde habría aprendido a hablar tan bien, de dónde manaría tanta sabiduría. Mamá calla. Mamá agacha la cabeza. Papá termina, me ordena, una vez más, que deje de huir cada noche al bosque, donde no existe ni laberinto ni fauno. Abre el frasco y deja caer tres comprimidos en la palma de su mano, la misma mano que me levantaba la falda. Abro la boca y escondo las pastillas bajo la lengua.
Pues el fauno no está en el bosque, no.
ResponderEliminarExcelente micro, Lola. Muy tuyo.
Un abrazo fuerte.
Uy, no me gustaría estar en la piel de esa niña, no me extraña que escape al bosque o donde sea, con tal de huir de esa realidad tan fea.
ResponderEliminarEstupendo relato y muy bien narrado, te vas dando cuenta de la situación casi cuando estás dentro de ella.
Un saludo.
Es verdad el fauno no anda por el bosque..., ni allí está el laberinto...
ResponderEliminarEstremece este micro.
El bosque es un lugar seguro, Mónica.
ResponderEliminarYo tampoco quisiera estar en la piel de esa ni de ninguna niña en su situación, que haberlas haylas, Yashira.
Los peores demonios están en casa, Amando.
Triple de besos.
Aplaudo la narración, pero sobre todo la ambientación de esa huída.
ResponderEliminarUn abrazo.
Filoso micro/puñal.
ResponderEliminarVa adentrándose palabra a palabra en la mente del lector.
Magnífico y terrible, Lola
Un fuerte abrazo
Un micro desgarrador, Lola, tan bien trazado que es imposible que el lector no sufra un escalofrío al llegar al final.
ResponderEliminarEl título -como en todo microrrelato digno de antologar- lo complementa a la perfección.
Formidable trabajo.
Un abrazo,
Ambientada quedo, Carlos, y sobrecogida.
ResponderEliminarOcurren tantas cosas terribles, Patricia, que cómo no dar cuenta de una mínima parte de ellas.
Tú sigue así, Pedro, que acabarás de crítico. Tiempo al tiempo.
Triple de besos.
ES UNA FUGA O ESCAPE MUY RECURRENTE, SOBRE TODO EN LA EDAD JOVEN...
ResponderEliminarMUY BONITO BLOG EL TUYO. TE SEGUIRE EN TUS POST´S.
TE INVITO A PASAR POR MI BLOG A VISITARME Y QUIZAS TE GUSTE.
TE MANDO UN SALUDO DESDE ALGÚN ILÓGICO LUGAR DE MÉXICO
"LA VIDA ES UN GRAN CIRCO, PERO SIN ESPECTADORES"
Tremendo micro, y más tremendo aún cómo trabajas la ambientación. Asombroso, Lola, abrazos
ResponderEliminarGracias por pasarte, Arlequín, puedes quedarte por aquí el tiempo que quieras.
ResponderEliminarMil gracias, Susana. Me alegro de que no te haya dejado fría.
Doble de abrazos.
Es terrible la realidad que rodea a la niña y que no se descubre hasta el final, donde todo coge otro sentido. Buenísimo, como siempre.
ResponderEliminarUn abrazo, Lola.
PD. Pensé que te lo había comentado, mira tú.
La crueldad ronda siempre entre los más débiles, Miguel Ángel.
ResponderEliminarAbrazos amorosos.
Como siempre en tus micros muy bien ambientado para descubrir al final la terrible realidad que oculta.
ResponderEliminarBesitos
A veces, la realidad incluso es más terrible, Elysa.
ResponderEliminarAbrazos acongojados.