Qué bueno, he tenido que leerlo dos veces porque a la primera estaba "noqueada". Jo, tanto decir "con la que está cayendo", nunca habíamos pensado en lo que harían los ángeles si les subía algo... Abrazos sonrientes
Perfecto, Lola. Un gusto desde el título hasta el punto final. Lo guardo como ejemplo para cuando me preguntan qué es eso de los microrrelatos, etc. ¡Saludos!
Dicen que los ángeles no comen, Patricia, pero yo creo que sí.
El hambre y la desolación a la que asistimos, llega a todos lados, Agus.
Hay que tener cuidado, Susana, con el juego de echar algo al aire, por ejemplo un cacahuete, porque te puedes quedar con la boca abierta.
Con el tito se hicieron un colgante, Luisa. Eso me han dicho.
El agua es para pasar las aceitunas, Carlos.
Xesc, creo que esto es como cuando los lobos tenían hambre y se volvían atrevidos y entraban en las aldeas a por las ovejas. Los ángeles están ahí mismo.
Gracias, Sergio, por guardarlo como ejemplo de micro.
Como buen hiperbreve, se completa con su título.
ResponderEliminarMe has hecho sonreir, Lola.
Un abrazo.
Se la quedó un ángel? No me extrañaría, los alquimistas decían que como es arriba es abajo. Ya ni el paraíso es lo que era...
ResponderEliminarBesos desde el inminente invierno del sur
Brutal, Lola. "Así en el cielo, como en la tierra". Me encanta la manera de retratar la desolación y la penuria desde arriba, golpea aún más.
ResponderEliminarAbrazos.
Qué bueno, he tenido que leerlo dos veces porque a la primera estaba "noqueada". Jo, tanto decir "con la que está cayendo", nunca habíamos pensado en lo que harían los ángeles si les subía algo...
ResponderEliminarAbrazos sonrientes
¿Ni tan siquiera el tito?
ResponderEliminar¿También con él se quedaron?
Ahora va a resultar que están peor que nosotros.
Uf, si así andamos...
ResponderEliminarUn golpe de altura. Sí señora.
Abrazos aceituneros y angelicales
Qué bueno.
ResponderEliminarHasta allí arriba llega la necesidad. Se quedan con las aceitunas y, por mi ciudad, hasta con la lluvia...
Un beso.
Perfecto, Lola.
ResponderEliminarUn gusto desde el título hasta el punto final.
Lo guardo como ejemplo para cuando me preguntan qué es eso de los microrrelatos, etc.
¡Saludos!
Ay los santos también lloran.
ResponderEliminarUn beso Lola,
Ana
Lola, ¡qué alta estás!
ResponderEliminarSeguro que de esa aceituna no sabe ningún ángel...
Espero que te llegue, también, mi beso.
Claro, Pedro, es fundamental.
ResponderEliminarDicen que los ángeles no comen, Patricia, pero yo creo que sí.
El hambre y la desolación a la que asistimos, llega a todos lados, Agus.
Hay que tener cuidado, Susana, con el juego de echar algo al aire, por ejemplo un cacahuete, porque te puedes quedar con la boca abierta.
Con el tito se hicieron un colgante, Luisa. Eso me han dicho.
El agua es para pasar las aceitunas, Carlos.
Xesc, creo que esto es como cuando los lobos tenían hambre y se volvían atrevidos y entraban en las aldeas a por las ovejas. Los ángeles están ahí mismo.
Gracias, Sergio, por guardarlo como ejemplo de micro.
Y tienen hambre, Ana.
Habría que hacer una encuesta, Petra.
Abrazos a repartir.
¡Jo, Lola! Eso es estar mal, hasta allí arriba llega.
ResponderEliminarMuy bueno.
Besitos
Está todo invadido por los rapiñeros, Elysa.
ResponderEliminarTres abrazos y dos besos.