Cuando encontraron el cuerpo de la niña Blanca Romero flotando en el río, su padre, el juez Ricardo Romero, y su madre, la abogada Paloma Reyes, se encerraron en su casa y clavaron tablones en puertas y ventanas.
A veces, a través de las tapias del patio, se oye el cacareo agónico de una gallina, su aleteo sofocado y el gorgoteo sobre el plato de aluminio.
Tu prosa sin fisuras esta vez nos ha acercado un terrible micro, Lola.
ResponderEliminarMe ahogo, siento como llena de plumas la boca.
Chapó!!!
Tienes razón, Patricia, es un relato terrible.
ResponderEliminarAbrazos sin fisuras.
Algo terrible contando con la terribilidad que se merece.
ResponderEliminarEnhorabuena por la precisión.
Gracias, mil, Daniel.
ResponderEliminarBesos a pares.
No termino de pillarlo.
ResponderEliminarPudiera entenderse, por el título, que el juez y la abogada han dejado libre al asesino de su hija.
Si, creo que es eso. Genial, Lola.
Besos admirados
La imagen de los tablones y el último párrafo me subyugan. El horror, la inquietud y el terror se sienten. Sin duda, porque tu prosa es impecable, exquisita. Pero hay algo más, hay una magia que o se tiene o no se tiene. Y a tí, la magia, te sobra. Me voy con el corazón en un puño. Y sin sombrero ni calcetines.
ResponderEliminarAbrazos, besos, buen fin de semana.
Abrazos,
Impactante, Lola, y de tremenda actualidad, también. Demasiados casos. Creo que no voy a dejar de oir ese carareo en todo el día.
ResponderEliminarEnhorabuena por conseguir expresar lo terrible y cruel de la situación. ¡Qué maestría!
ResponderEliminarUn saludo indio
Terrible, muy bien contado, es ese gorgoteo, ese aleteo incesante, ese sonido a aluminio los que dan la sensación de asfixia a la trama, casi más que los propios tablones impuestos a la casa. Muy logrado. Abrazos.
ResponderEliminarPues para no pillarlo has estado muy agudo, Tor.
ResponderEliminarBesos sin juicio.
Tú sí que subyugas, Agus, con tus comentarios. Gracias.
ResponderEliminarBesos vestidos de finde.
Deja el cacareo que estamos en finde, Ern, y hay que desengrasarse un poco.
ResponderEliminarBesos sin cacareo.
Gracias, Antonio.
ResponderEliminarPar de abrazos.
Gracias, Indio, por dejar un comentario con tanta maestría.
ResponderEliminarBesos con do de pecho.
Asfixia es una palabra que define muy bien al micro, gracias por nombrarla, Maite.
ResponderEliminarBesos de finde.
Tal vez, estos padres se sientan culpables (sin serlo) de la muerte de su hija. Esta suposición hace que el relato me sugiera la idea de lo devastador que puede resultar el desconsuelo aunado al sentimiento de culpa.
ResponderEliminarAbrazos.
Estoy contigo, Nenúfar. Devastador.
ResponderEliminarBesos de finde.
Tremendo Lola. Estremecedor y sofocante.
ResponderEliminarAhora voy a acogerme a las palabras de Agus, siempre tan certero, a ti la magia te sobra. A raudales reina.
Un abrazo gigante
Joder, Lola! Un relato que te deja temblando. Buenísimo.
ResponderEliminarGracias, Rocío, por adjudicarme esa magia.
ResponderEliminarGracias, David, por ese ¡joder! temblando entre admiración.
Besos a repartir entre ambos.
Y feliz cumpleaños guapa, que lo he visto en Facebook después de haberte escrito aquí. Besos cumpleañeros con soplido de velas y musiquilla de fondo ;-)
ResponderEliminarGracias redobladas, Rocío. Te guardaré un poquito de arroz con bogavante, su pocillo de ensalada, una cucharada de helado de chocolate y una copita de sorbete de limón.
ResponderEliminarBesos, abrazos, los que quieras.
Felicidades por este micro, pone un nudo en la garganta que corta la respiración.
ResponderEliminarMuy bueno
Saludos
Genial, totalmente atávico. Rascas perfectamente la membrana de la razón en cuatro líneas dejando las vísceras al descubierto. Me encantó, Lola.
ResponderEliminarPor cierto, veo que es tu cumple, así que me sumo a las felicitaciones con entusiasmo, tirones de orejas y abrazos varios.
Buff, todo está dicho, no me repito y menos hoy. Pásalo bien!
ResponderEliminarBesos
Yo te desanudo enseguida, Elysa, no sufras, hija. Gracias por anudarte con el micro.
ResponderEliminarHas hecho un excelente micro con tu comentario. Gracias por eso y por tu felicitación.
¿Por qué menos hoy, Jesus, te pasa algo hermoso? Gracias por dejarte caer por aquí, so monstruo.
Besos a repartir.
Lola,
ResponderEliminarAl principio tuve mis dudas acerca de si entendía lo que debía entender. Pensé lo mismo que Nenúfar: los padres han sido responsables de la muerte de la niña. Algo demoledor.
Las imágenes sonoras y visuales que genera la última frase son un recurso de altura, muy contundente.
A propósito, feliz cumple. Hoy,11 de abril, es el aniversario de mi ciudad, así que he estado de feriado. Espero que lo hayas disfrutado.
Un abrazo fuerte.
Para librar la angustia que me mata, aún sin atinar a darle un significado que me alivie el alma de este nudo espeso que se me queda colgado de las retinas, pienso en quien cumplió ayer un año más... y solo así consigo arrebatarle al micro su negrura y pensar que los años, como el buen vino, van impregnando de sabiduría y sobriedad las creaciones que como filigranas únicas va dejando su autora en este su oficio de escribir.
ResponderEliminarUn abrazo de día después
Lo que más me gusta es como "igualas" a dos personas de clase alta con las pasiones, emociones y asfixias terrenales. Y sí, yo también siento las plumas de la gallina colándose por mi traquea.
ResponderEliminarAbrazos
Gracias, Mónica por calificar de recurso de altura el final del micro. Gracias por tu felicitación.
ResponderEliminarY como siempre, Cora, haces tú las filigranas con el comentario que me regalas. Gracias, mil.
Ante el horror y la pérdida, todos somos iguales, woody. Muchas gracias.
Besos y abrazos a repartir.
Lola, sólo una puntualización al comentario de Mónica Ortelli.
ResponderEliminarMónica, quizás no me he expresado con la suficiente claridad, pero asustada me he quedado al comprobar que se puede extraer de mi comentario la idea de que yo atribuyo a los padres la responsabilidad del asesinato de su hija. Pretendía decir que pueden sentir el peso de la culpa, pero no que sean culpables, que no lo creo.
A veces una está muy puntillosa.
Mónica, espero no te incomode la aclaración (si lees este comentario). Gracias, Lola, por permitirme hacerla.
Un abrazo.
Un relato que es todo sugerencia, inquietante y terrible, cuando la inocente imagen de una gallina, y la somera descripción de sus aconteceres, apunta con desasosiego hacia el más abominable de los pecados.
ResponderEliminarBesos sin pluma.
Bien dicho, Alberto.
ResponderEliminarBesos sin cacareos.