Cada vez que papá ganaba un caso, lo celebrábamos con un brindis. Mis padres con champán, yo con gaseosa. Papá era muy bueno en su trabajo, demasiado bueno para no hacerle sombra a su jefe. Lo echó del bufete de abogados. Entre nosotros hubo un pacto de silencio. Nunca hablábamos de deudas, pero yo veía cómo se acumulaban los recibos en el mueble de la entrada. Seguimos brindando por éxitos fantasmas. Ellos con gaseosa, como yo, aunque lo llamaban cava. Debimos abandonar el piso para irnos a un hotel de mala muerte. Mamá se empleó en una empresa de limpieza y papá como conserje de un edificio. Con mucho esfuerzo, conseguí llegar a juez. El primero al que senté en el banquillo fue al antiguo jefe de papá, por malversación de fondos. Ese día, compré el mejor cava del mercado y brindé con mis padres en nuestra nueva casa.
Enhorabuena. El de abogados y el de Montero sin duda, son tus concursos. Qué envidia...
ResponderEliminarOye no sabrás si están colgados en audio los "Me acuerdos" de hoy ¿?
Gracias y un saludo indio
Gracias, Indio.
ResponderEliminarNo lo he mirado pero suelen colgar la primera hora.
Besos, mil.
Me gustó mucho este texto. La venganza es uno de mis temas preferidos. Me encanta la manera de gestarla: la causa, el tiempo de espera y la propia ejecución. Los tiempos narrativos están perfectamente marcados. Otro de los aspectos que más me ha llamado la atención son los distintos paralelismos que estableces entre ésta y la botella de champán. La frialdad, las burbujas (ese tiempo de maquinación) y el momento culminante de ejecución que es descorche y que vendría a ser la catarsis final del protagonista. Por cierto, imagino al niño sorbito a sorbito de gaseosa, maquinando y me estremezco. Un micro para el disfrute. Excelente, Lola, excelente.
ResponderEliminarAbrazos, besos y buen finde.
Menos mal que todavía existe la justicia poética.
ResponderEliminarUn abrazo, Lola
Final feliz y vengativo. Me gusta como has metido la gaseosa, asociándola a la voz de un niño que narra.
ResponderEliminarEnhorabuena por la selección.
Besos, Lola
Contratado como analista de mis micros, Agus, es que lo bordas. Gracias impagables.
ResponderEliminarSí, Gemma, qué sería de nosotros si no pudiéramos cambiar las cosas con las letras. Gracias.
Gracias, Tor. El niño y la gaseosa de la mano.
Puñado de besos de finde a repartir.
Lo había leído en la selección de abogados, ahora, al releerlo, no pierde ni un ápice de su peso específico. Diré que tras el exhaustivo, efectivo y acertado comentario de Agus, no me queda más que sumarme a él y reconocer el bien hacer de tus letras, Lola. Besos
ResponderEliminarGracias Maite. Lo mejor es esperar a que Agus comente y luego nos dejamos caer por el blog a ratificar lo dicho. ¿A que no es mala idea?
ResponderEliminarBesos al cuadrado.
En este relato percibo diversos temas: la envidia, la simulación y el silencio como estrategias para ocultar los problemas, la capacidad de esfuerzo y adaptación, el declive de la posición social, la justicia con sabor a venganza...
ResponderEliminarMe llama la atención que siendo el papá tan competente nunca más lograra trabajar como abogado, y me pregunto si quizá el juez tenía una visión distorsionada de la eficacia profesional de su padre.
Felicidades de nuevo, Lola.
Un abrazo.
Otro buen análisis, sí señor. Muchísimas gracias, Nenúfar, por traérlo, es un regalo.
ResponderEliminarBesos triples.
La vida brinda a veces excelentes ocasiones para la venganza. Enhorabuena.
ResponderEliminarEn este caso, toda una vida en torno a la venganza. No sé yo si compensa.
ResponderEliminarBesos agradecidos, Araceli.
Me alegra. No creo que fuera venganza, se hizo justicia Acaso el micro deja entrever que el antiguo jefe era inocente?
ResponderEliminarPor fin una familia que logra reponerse!!!
Me encantó Lola
Ay, Lola, menos mal que al final le has puesto a brindar con Moet, nada menos ;-)
ResponderEliminarComentar después de Agus es ya no decir nada, jejej. Pero sí voy a añadir que la venganza es un tema que da para rato, porque es una de las sensaciones que más negamos y es de las más humanas. En tu caso, siempre con un diez, guapa.
Besos
Toda una vida dedicada a consumar una venganza... ummm, argumento cinéfilo, desde luego. Por cierto, creo que le van a cambiar el nombre al concurso: lo van a llamar "lolasanabria" ;)
ResponderEliminarEnhorabuena de nuevo.
Abrazos
Te había leido ya en la selección y he repetido la lectura hoy: un placer, como siempre.
ResponderEliminarUn brindis y un beso.
Me alegro de que te alegre, Patricia.
ResponderEliminarSi hay que brindar con champán después de tanto tiempo con gaseosa, Rocío, tiene que ser a lo grande.
Woody, a mí me gustaría más que me dieran el premio, pero nada, que no hay manera.
El placer es mutuo, que tú también metiste uno muy bueno, Luisa.
Besos agradecidos a repartir.
¡enhorabuena otra vez! El relato refleja a la perfección la mirada de un niño.
ResponderEliminarEs, sin duda, muy bueno.
Un abrazo y mi felicitación.
Gracias, Élena.
ResponderEliminarBesos a mogollón.
Qué bueno Lola, esa venganza que sabe a cava! Enhorabuena.
ResponderEliminarBesos.
Gracias, David.
ResponderEliminarPuñado de besos domingueros.
no creo en los brindis, aunque felicidades
ResponderEliminarGracias, J.G., por y a pesar de no creer, pasarte por aquí y felicitar.
ResponderEliminarAbrazos.
Felicidades!!! la venganza se sirve fría y con cava
ResponderEliminarSaludillos
También fría.
ResponderEliminarBesos agradecidos, Puck.
Muy bien contado, contundente, eficaz. Felicitaciones, Lola.
ResponderEliminarabrazos y besos.
Muchas gracias, Mónica.
ResponderEliminarBesos luneros.
Enhorabuena, enhorabuena, enhorabuena... (Te dejo un par más de enhorabuenas más para lo siguiente, que no tardará mucho a este paso)
ResponderEliminar;-). Abrazos, Delia.
Gracias triples. ¡Ojalá sea como dices!
ResponderEliminarBesos de lunes.