El viejo magistrado sacaba el reloj del bolsillo de su chaleco y le daba cuerda. El viejo magistrado tenía una habitación llena de devoradores de tiempo. El viejo magistrado quería ser inmortal. Pero el tic tac del reloj de pared y el siseo de la arena deslizándose por el hocico pequeño hacia la panza de cristal, eran su condena a muerte. “Polvo eres...” recitaba entre dientes, con los ojos húmedos, antes de golpear con el mazo sobre la mesa. Luego, en la sala reverberaba la última sílaba de su justa sentencia. El viejo magistrado, mi mentor, según el informe médico, murió de viejo. Pero ahora sonríe, sentado en el pequeño sillón forrado de terciopelo rojo, frente a la pequeña mesa de madera, en la diminuta sala de justicia. Aún me falta un fiscal, un miembro del jurado, un asesino en serie, un corrupto... pequeños detalles para completar mi maqueta.
Les concedía la inmortalidad pero en miniatura. Algo no pillo.
ResponderEliminar¿A qué dirección te puedo mandar un correo electrónico?
Un beso, Lola.
¡Corre, corre, que te pillo! A mí me jode lo de irme para siempre jamás. Si al menos me hicieran un homenaje.
ResponderEliminarMi correo es: pajaro.alambre@gmail.com
Besos magistrales.
Recuerdo bien este micro, Lola, es soberbio. Me encanta la imagen del reloj de "arena deslizándose por el hocico pequeño hacia la panza de cristal".
ResponderEliminarUn gusto volver a disfrutarlo.
Un beso, Lola.
¿Pasa, monstruo? Mi reloj tiene hocico y lo que haga falta para que a ti te guste. ¡Faltaría más!
ResponderEliminarAbrazos aliñados con zumo de mandarina.
Yo también lo recuerdo. Y aún me extraña que no ganara. Tiene mucho mérito escribir un relato tan bueno, con tantos condicionantes (temática, palabras obligatorias...). Me gusta mucho ese giro con sorpresa, pero sin engaño. El micro se eleva y se se eleva, a la misma vez que las figuras de la maqueta se hacen cada vez más pequeñitas. Lo dicho: excelente. Por cierto, como siempre.
ResponderEliminarBesos, abrazos y a seguir disfrutando del finde.
"Devoradores de tiempo", buena definición. El texto es una maravilla, me encanta el clima que crea.
ResponderEliminarUn abrazo.
A mí, como a Jesus, se me quedó esa frase en la cabeza. Creo que te lo dije en su momento pero te lo digo otra vez : es un buen micro.
ResponderEliminarBesicos
Gracias Agustín, derrochador de elogios. Del finde disfruto lo que puedo porque estoy trabajando. Pero ya me vengaré el lunes y el martes.
ResponderEliminarBelén, muchas gracias por pasarte y dejarme tus impresiones sobre el micro.
Rosana, sí, claro que lo comentaste en su momento, porque a ti no se te escapa nada, bonita.
Hola Antonio. Anda todo lo que quieras por el blog, que camino tienes, ya lo creo. Muchas gracias por tus alabanzas.
Puñado de besos a repartir.
Yo no lo conocía pero me parece buenísimo. Además, inesperado.
ResponderEliminarSaludos
Yo no lo conocía pero me parece buenísimo. Además, inesperado.
ResponderEliminarSaludos
Gracias, Indecisa, por pasarte y dejar tu comentario.
ResponderEliminarAbrazos.
Siempre hilas muy bien las palabras en la historia que cuentas, un relato muy cuidado. Un abracito.
ResponderEliminarY tú hilas muy bien tus comentarios, Maite. Muchas gracias.
ResponderEliminarPuñado de besos.
Y al final, el verdadero juez, como siempre, el narrador con la única vara de medir incuestionable, el tic tac que no para. Me gusta el salto de voz al final del micro de la tercera a la primera persona, reforzando la idea del papel del narrador-juez. Muy bueno, Lola, me gustó mucho.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es el único recurso que nos queda, Alberto, la narración para contar lo que queremos. Me alegro de que te haya gustado este relato escrito de principio a fin desde el punto de vista de la primera persona. Muchas gracias.
ResponderEliminarBesos al cuadrado.
Mucha ternura en este micro, Lola. Me gusta el recurso de la repetición y la metáfora 'devoradores de tiempo'. El relato tiene el tono del nostalgioso, magnífico, y también imágenes muy bellas.
ResponderEliminarAhora que sé cuál es la pauta de este concurso, imagino que una de las palabras obligatorias ha sido maqueta. Excelente idea tuviste y te ha quedado un microrrelato muy literario.
Muchas gracias, Mónica. Sí una de las palabras era maqueta.
ResponderEliminarPuñado de besos.
Creo que no me expliqué bien, Lola. Quería decir que hasta el final no se descubre que está escrito en primera persona.
ResponderEliminar¡Ah, bueno!
ResponderEliminarBesos repetidos, Alberto.
Me gusta, Lola, espero poder leer después el microjuicio.
ResponderEliminarUn abrazo y un beso.
Sí, estaría bien un microjuicio. Buena aportación, José Manuel.
ResponderEliminarPuñado de besos.
Yo también lo recuerdo. Me gustó mucho en su día, y me sigue gustando, señal de que por su calidad indiscutible no pasa el tiempo.
ResponderEliminarBesos.
Bienvenido, Alberto, es un placer tenerte aquí y recibir un comentario tan generoso con el microrrelato.
ResponderEliminarMuchísimas gracias aderezadas con dos o tres besos.
Un discípulo con delirio de creador.
ResponderEliminarUn micro cargado de frases maravillosas. Al final esos "pequeños detalles" que realzan la importancia del mentor dentro de la maqueta.
Muy bueno, Lola, como siempre. ¡Qué nivel!
Besos.
David.
Gracias David. Un orgullo y un placer tener a personas como tú comentando.
ResponderEliminarAbrazos redondos.