1/12/07

RELATO Y MICRORRELATO SEMIFINALISTAS DEL CONCURSO "GRUPO BÚHO"


Autora: Lola Sanabria.
(Editados en el libro bajo el seudónimo de "Clea")
LA MANCHA

No saldrá, esa mancha en la pared no va a salir con nada, que mira que nos costó un dineral la pintura, pero claro, a ti qué te importa, y lo grande que es, y todo porque siempre has pensado en ti, sólo en ti, yo no digo que no tuvieras tus cosas, ¡ay lo que me duele la pierna!, me la he roto, seguro que me la he roto, y ahora qué, cómo cojo el teléfono si estoy metida en este lodazal que se extiende y se extiende, y vaya resbalón, que hasta para eso has sido un egoísta y no has pensado en hacerlo de manera más limpia, tus depresiones, ya lo creo, tú y tus depresiones, que si me han echado del trabajo, que si la vida es una mierda, mira cómo estoy yo, con este camino que ha hecho mi zapatilla en ese charco por el que se te fue la vida, y ahora qué, no creas que me voy a sentir culpable porque te dijera ayer mismo hasta aquí hemos llegado y estuviera dispuesta a dejarte, ay, la mancha, que parece un árbol con sus cerezas rojas, enorme, ya me dirás con qué quito eso, y cómo me voy a levantar ahora para llamar a tu madre y decirle que se ha quedado sin hijo, sin hijo ella y yo sin marido, no, no lloro por ti, lloro, sí, lloro pero es porque me duele mucho la pierna, a quién se le ocurre, menudo susto cuando he oído el disparo que casi me echo el aceite hirviendo encima, y lloro porque no sé cómo voy a quitar la mancha de la pared, porque la del suelo sale mejor, lloro porque estoy herida y no sé qué voy a hacer de ahora en adelante con mi vida, sin ti, sin nadie a quien decirle deja de ser tan quejica y piensa en esa gente que se muere de hambre, en esos cuerpos mutilados por la guerra. No sé cómo voy a quitar esa mancha de la pared.

PONERSE EN SU LUGAR

Aquella mañana le di un guantazo al "nene" por despachurrar mis gusanos de seda y mi padre me castigó sin salir esa tarde. Estaba furioso. La abuela dijo que me metiera dentro de sus zapatos para entender cómo se sentían. Me puse el zapato de mi hermano en un pie y el de mi padre en el otro y anduve un buen rato por el pasillo. El pie izquierdo echaba humo y me dolía, en cambio el derecho entraba y salía del zapato a cada paso y se me había quedado frío. Mi padre y mi hermano debían de estar hechos polvo.

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